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9 de diciembre de 2021 - 12:51
Salud.

Un tipo de herpes puede deteriorar el sistema inmune

La reiterada reactivación de este virus provoca "mucha memoria", lo que contribuiría al desgaste del sistema.

El sistema inmunológico, al igual que muchas otras funciones del organismo, se va envejeciendo y deteriorando con el paso del tiempo. No obstante, el correr de los aos no es el único motivo de su desgaste: investigadores de la universidad de Córdoba en España hallaron que el citomegalovirus (CMV), un virus del herpes muy común, tiene la capacidad de alterar el sistema inmunológico, más allá de la edad.

Mucho se ha comentado durante la pandemia sobre los linfocitos T, que son las células del sistema inmunológico responsables de defendernos de los virus y las alteraciones que tienen lugar por ejemplo durante los procesos cancerígenos. Su función principal trata de ser capaces de "recordar" y reconocer al "enemigo" de una forma que achica sus tiempos de respuesta en caso de reinfecciones.

El proceso de deterioro del sistema inmunológico que se da a medida que incrementa la edad se llama inmunosenescencia. Pero como se señaló, el envejecimiento del sistema inmunológico, además de ser cronológico, puede depender de otras variables.

Uno de ellos es, siguiendo el estudio de un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba y del Instituto de Investigaciones Biomédicas Maimónides (IMIBIC) de esa ciudad, el herpesvirus citomegalovirus, capaz de acelerar el deterioro del sistema inmunológico más allá de la edad.

Existten diferentes tipos de herpes. Es preciso marcar que no todos los virus del herpes son similiares. De hecho, existen 8 tipos de herpevirus, y entre los más comunes se encuentran el CMV, el Virus del herpes simple labial (VHS-1), y el herpes zóster. Pero, ¿en qué se diferencian estos herpesvirus?

De acuerdo a lo indicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) están por un lado los Virus del Herpes Simple (VHS), que pueden ser el labial (VHS-1) o el genital (VHS-2). El primero puede contagiarse por contacto de boca a boca, causa herpes labial, y su incidencia en menores de 50 años es muy alta: se estima que hay 3.700 millones de personas infectadas, el 67% de la población mundial.

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En el caso del VHS-2, el contagio es de tipo sexual, y en el mundo solo el 13% de la población lo presenta. "Ambos virus generan sintomatología cuando se activan y la cantidad de brotes depende de la persona, puede no aparecer en años o ser recurrente, también hay muchas personas que no experimentan ninguna sintomatología aunque puedan transmitirlo", destaca a los colegas de Clarín una de las investigadoras que lideró el estudio, Alejandra Pera.

De esta forma, las infecciones pueden no ser sintomáticas pero duran toda la vida. Los síntomas del herpes implican vesículas o úlceras dolorosas en el lugar infectado, y en el momento en que son sintomáticas son particularmente contagiosas, pero también pueden transmitirse en ausencia de síntomas.

En el caso del CMV, como detalla Esteban Chilelli, médico clínico del Sanatorio Modelo de Caseros, si bien "de la familia de los herpes", no tiene la misma forma clínica, ya que puede ocasionar infecciones en personas inmunocompetentes (puede generar un síndrome similar al de la mononucleosis, o hepatitis, por ejemplo), lo más común es que lo realice en personas inmunosuprimidas.

No obstante, es un virus muy común. “En los Estados Unidos, cerca de 1 de cada 3 niños ya se ha infectado por el CMV para cuando tiene 5 años de edad. Más de la mitad de los adultos se han infectado por el CMV para cuando tienen 40", aseguran desde la Clínica Mayo en su sitio web.

"Una vez que el CMV ingresa al cuerpo de una persona, permanece allí de por vida y se puede reactivar. Una persona también se puede reinfectar con una cepa (variedad) diferente del virus”, puntualizan en el sitio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

Finalmente, el herpes zóster -que puede causar la conocida culebrilla- es una erupción cutánea vesicante (con ampollas) y dolorosa, que acontece por una reactivación del virus de la varicela en el cuerpo. El virus que la causa, varicella-zoster, es un miembro de la familia de virus del herpes.

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"El virus varicella-zoster causa varicela y queda crónico como el resto de herpesvirus, pero de forma latente, en personas mayores cuando su sistema inmunitario se deteriora puede reactivarse y causar la llamada culebrilla", indica Pera.

Y añade: "Hoy en día existe vacuna para este virus, así que la prevalencia en individuos post-era vacuna debe ser muy baja. Antes tenía una prevalencia superior al 90% en individuos adultos".

En definitiva, como señala Pera, "de todos estos herpesvirus el único que provoca un deterioro notable de nuestras defensas es el CMV que en un principio se consideraba inofensivo pues no genera ningún tipo de sintomatología", señala.

El grupo de investigación liderado por el profesor Rafael Solana, junto con la citada investigadora Alejandra Pera y Fakhri Hassouneh, lleva años efectuando análisis respecto a si las alteraciones y el deterioro del sistema inmunológico se deben a la edad o al CMV.

Como se señaló, el citomegalovirus es un virus del herpes muy común, con una prevalencia muy elevada que incrementa con la edad, pero no provoca ningún tipo de síntoma. Al igual que el herpes labial, el CMV ocasionalmente se reactiva y el sistema inmunológico reconstruye una memoria contra él.

Esas reactivaciones son las que puntualmente serían capaces de perjudicar al sistema inmunológico. "Este virus, a diferencia de otros, tiene un fuerte impacto en el sistema inmune. Lo desgasta considerablemente, ya que genera mucha memoria”, explica Pera.

Y aclara: “El sistema inmunitario ha de estar vigilando al CMV constantemente para controlarlo, ya que este virus es capaz de infectar a muchas células y tejidos de nuestro organismo. Nuestras defensas lo controlan bien en condiciones normales, pero cada vez que el virus se reactiva generaremos nueva memoria contra él”.

“A la larga -prosigue- parte de esas células memoria pueden volverse dañinas y causar problemas cardiovasculares. Por eso, en aquellas personas en las que se reactive en exceso se acumularán más”, sostiene.

Posibles consecuencias

El grupo de investigación realizó varios estudios para analizarlo. En los últimos, examinaron a 119 personas sanas pertenecientes a tres grupos de edades distintas (jóvenes, de mediana edad y mayores). Los organizaron en dos grupos: infectados y no infectados por CMV.

De acuerdo a lo explicado por la doctora Alejandra Pera, pudo verse que la infección por este virus en algunas personas provoca la expansión de células proinflamatorias y proaterogénicas; es decir, que es capaz de ocasionar distintos trastornos vasculares, e incluso de aumentar en un 20% las posibilidades de padecer una enfermedad cardiovascular.

"No todas las personas que contraen el virus generan este tipo de células, pero en las que lo hacen, se acumulan y, cuando superan un umbral, un porcentaje, pueden causar problemas graves", aclara.

El descubrimiento de los científicos es haber vinculado la presencia de estas células con el virus del herpes. “Se ha demostrado que el simple hecho de ser CMV-positivo se asocia a un aumento de padecer riesgo cardiovascular de hasta un 20%. Lo que nuestras investigaciones aportan es el cómo lo hace. Nosotros hemos establecido la conexión entre estas células, que se pensaba que se acumulaban por la edad y el CMV. Las personas mayores CMV-negativas no presentan estas expansiones”, manifiesta.

Sin embargo, la profesional remarca que la aparición de células proinflamatorias y proaterogénicas no implica necesariamente el desarrollo de una patología cardiovascular. “Sólo cuando aumentan por encima de cierto umbral, esto es lo que ahora estamos intentando establecer. Ya que cuando lo rebasan, su acumulación se vuelve patológica”, expresa.

El hecho de que en algunas personas se acumulen por encima del umbral a partir del cual empiezan a ser perjudiciales depende de cómo respondemos al virus, explica. “Eso va a depender de factores genéticos (intrínsecos al individuo) y factores ambientales (factores extrínsecos) que hacen que la respuesta al virus sea defectuosa y que por tanto se acumulen más estas células”, detalló.

Actualmente, el grupo de investigación se encuentra estudiando el comportamiento de estas células en pacientes con enfermedades cardíacas. como la estenosis aórtica, para determinar el umbral que les permita definir el factor de riesgo.

Relación con COVID-19

Respecto a si hay algún riesgo aumentado de que personas con CMV se contagien de COVID-19, o de que este pueda afectar a un organismo ya infectado con CMV, aclaran: “El CMV es un factor acelerador de la inmunosenescencia, por tanto, un potencial factor de riesgo para la COVID-19 severa ya que un sistema inmunitario deteriorado responderá peor frente al SARS-Cov-2. Ya hay indicios de que esto es así según se ha visto en algunos estudios”.

A su vez, añaden que están estudiando si el SARS-Cov-2 “acelera los efectos del CMV, suponiendo un riesgo añadido para el futuro desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Esperamos poder publicar los resultados en breve, aún tenemos que terminar el estudio”.

No besarse, lavarse las manos y hacer ejercicio. Si bien no existe una manera fehaciente de prevenir el contagio de CMV, lo cierto es que determinadas pautas pueden colaborar. “Una costumbre que hay que dejar es la de darle besos en la boca a los niños, por ejemplo, ya que el CMV se contagia por los fluidos. También es importante la higiene de manos, por lo que las medidas tomadas para la pandemia COVID-19 estoy segura de que van a contribuir mucho en disminuir la también la transmisión del CMV”, sostiene Pera.

A modo de ejemplo, afirmaron: “En los más de 10 años que llevamos estudiándolo hemos visto como en Andalucía su prevalencia ha ido disminuyendo. En países como Reino Unido y Alemania la prevalencia es mucho menor que en Francia y España. Una razón podría ser que ellos no se besan tanto como nosotros al saludarse”.

A pesar de eso, algunas personas parecen inmunes a pesar de estar en contacto diario con el virus: “De todos modos, hay quienes con más de 80 años no se contagian ni viviendo con alguien CMV-positivo toda su vida, así que de algún modo son resistentes a la infección. Eso habría que estudiarlo también”, aduce.

Por otro lado, otra de las pautas en caso de personas ya infectadas, para evitar su reaparición, es evitar la inflamación. “Por ejemplo, la obesidad genera un estado de inflamación crónica que inducirá más reactivaciones del CMV y por tanto más expansiones celulares dañinas que a su vez generan más inflamación. Un buen remedio para disminuir la inflamación es el ejercicio moderado y una dieta sana”, aconseja.

Para finalizar, añade: “La prevalencia del virus aumenta con la edad y depende de factores socioeconómicos y geográficos. Una gran proporción de la población mundial es CMV-positiva: es un virus muy común al que no se le daba importancia", plantea.

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