En base el último informe del Observatorio de Deuda Social de la UCA, la pobreza monetaria en Argentina llega al 43,1% y la indigencia al 8,1%. Si se lo compara con el año 2021, no ha habido grandes diferencias, aumentando la primera un 0,7%, y la segunda un descenso de 0,9%. Dichas cifras llevan a considerar, según marcan los especialistas, el hecho de que la pobreza se ha mantenido, ya que “estadísticamente no es relevante el medio punto que creció la pobreza en 2022”, detalló el titular del ODSA, Agustín Salvia. Respecto a la baja de la indigencia, la misma se la atribuyen al incremento de planes sociales.
La pobreza alcanzó el 43,1% en Argentina
Dicho número implica que más de 18 millones de personas son pobres en el país. Cuatro de cada diez argentinos está bajo de la línea de la pobreza.
Los números brindados por la UCA no pueden ser comparados con los del INDEC, pero tienen una tendencia parecida. Los últimos datos brindados por el organismo liderado por Marco Lavagna, la pobreza en Argentina en el primer semestre del año llegó al 36,5% y la indigencia al 8,8%, un número más cercano. Es preciso resaltar que las cifras reflejan una pequeña baja respecto al 2020, año donde la pandemia de Covid-19 alteró la vida de todos, pero aún continúan siendo altos: en el país hay más de 18 millones de personas que se encuentran bajo la línea de pobreza.
Pobreza e indigencia en la Argentina 2022
“Bajo el escenario de postpandemia, la recuperación económica, el aumento de la ocupación, la caída del desempleo y los refuerzos en la asistencia social lograron atenuar o incluso revertir la tendencia creciente de los indicadores de indigencia y pobreza”, indica el informe.
El 36,5% de los argentinos están bajo la línea de la pobreza
A su vez, resalta que en un contexto inflacionario “no se evidencia un crecimiento exponencial” de estos indicadores. El motivo de esto es el incremento de los planes y programas públicos para aquellos grupos de la sociedad más vulnerables. “El financiamiento de los pobres es un modelo insostenible”, manifestó Salvia.
En el cuadro puede verse como existe una baja en la pobreza desde el pico de 44,7% durante 2020 y que el número actual persiste arriba de los 40 puntos, marca que se superó en el año de ASPO. Por otro lado, la indigencia es mayor al 8% desde el año 2019.
Si se combinan variables puede advertirse que tanto la pobreza como la indigencia afecta a personas relacionadas a segmentos bajos marginales e integrados y en el Conurbano Bonaerense. En términos etarios, los niños y adolescentes de 0-17 años son los más dañados.
Siguiendo estos datos, el 61,6% de los niños es pobre en Argentina. Un número que se encuentra por arriba del 60% desde la pandemia. Respecto a la región, el 50,5% habita en el Conurbano bonaerense.
En cuanto a la indigencia el 13,1% de los niños vive en este grupo, seguido por las personas de 18 a 29 años (7,4%) y los mayores de 60 años (6,8%). Las cifras marcaron un caída marcada contra 2021.
“La pobreza monetaria viene aumentando en la Argentina en términos tanto relativos como absolutos”, resalta el estudio. En un pequeño raconto: en 1974 la pobreza marcaba 6% (1,5 millón de personas), en los ’80 el piso fue del 20% (6 millones de personas), durante la convertibilidad entre 25% y 30% (no menos de 10 millones de personas). Hoy en día, el 40% de la población urbana es pobre.
Pobreza multidimensional
La pobreza multidimensional se encarga de entrecruzar datos de ingresos monetarios con carencias de derechos. Se efectúan análisis sobre la población en base a la privación de derechos vinculados con alimentación y salud, servicios básicos, vivienda digna, medioambiente, educación, empleo y seguridad social, y las relaciona con ingresos.
Siguiendo el informe, la crisis de 2018 da comienzo a otra etapa marcada por el deterioro de las condiciones de vida en general que se da lugar por el aumento en privaciones monetarias y no monetarias que tuvieron como efecto un fuerte incremento de los niveles de pobreza multidimensional y pobreza estructural.
En este periodo se puede ver principalmente las personas que no eran pobres por ingresos, pero presentaban alguna privación no monetaria. También se registra un aumento de los hogares sin carencias no monetaria pero que cayeron bajo la línea de pobreza particularmente a raíz del deterioro de los salarios reales. “Estamos ante una caída sostenida del salario real que genera más pobreza, sumado a que no hay nuevos empleos genuinos”, remarca Salvia.
En esta línea, la pobreza multidimensional en la Argentina alcanza al 39,9% de las personas, es decir son pobres por ingresos y tiene algún tipo de privación no monetaria.
La UCA realizó además una medición de la pobreza y los planes de asistencia del Estado que crecieron con la pandemia de Covid-19. Se implementaron mecanismos compensatorios como IFE, bonos extraordinarios a AUH y Tarjeta Alimentar y refuerzos en la entrega de viandas y bolsones de alimentos.
Pero desacatan que la cobertura de los programas sociales es superior a la existente en la prepandemia. Particularmente, en el año 2022 “se incrementa -en términos interanuales- la proporción de hogares perceptores de transferencias monetarias o asistencia alimentaria directa”.
De esta foma, en 2022, sin planes sociales la pobreza toca al 51,1% de las personas y el 40,4% de los hogares tiene cobertura de algún tipo. Las cifras muestran el papel creciente de la asistencia social en la capacidad económica de los hogares.
Es preciso resaltar que dicha ayuda a las casas del país pasó del 24,4% en 2010 a sus vigentes 40,4%. Casi se ha duplicado en 12 años. El periodo más alto fue en pandemia (47,3%) y el más bajo puntualmente cuando inicia el ciclo de análisis.
¿Qué pasó en los gobiernos de Cristina y Macri?
“A diferencia de lo que se cree, las tasas de pobreza monetarias tuvieron sus mejores momentos recién en la segunda década del siglo XXI”, asegura la UCA. Es que ha habido una mejora real de la pobreza en dos tramos: la primera entre los años 2011 y 2012 –bajo la gestión de Cristina de Kirchner- y la segunda entre el 2017 y 2018 –en el gobierno de Mauricio Macri.
“Estos momentos de relativa euforia, bajo gobiernos de muy diferente orientación, con distintas recetas económicas y ambos con promesas de progreso sostenible. En ninguno de ambos casos, las mejoras logradas en el bienestar social fueron sostenibles”, apuntaron.
Por esta razón, Salvia concluyó: “Estamos ante la tercera generación de pobres en el país, por la falta de un modelo sostenible en base a la creación de empleo genuino”.
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