Historia.. 

Se cumplen 75 años de la Ley de voto femenino

Cuando fue aprobado, el 9 de septiembre de 1947, el Congreso estaba repleto de mujeres que cantaban "una, dos, tres, que se apruebe de una vez".

Apenas volvió a la Argentina de su gira por Europa, Eva Perón comenzó a presionar al diputado oficialista Eduardo Colom para que ponga en marcha en la cámara baja la ley del voto femenino, con la recomendación que se concrete lo antes posible. Colom, con bases radicales yrigoyenistas, era uno de los tantos que había abandonado el partido para integrar el peronismo. Era el director del semanario, después transformado en diario, La Época, un medio que había respaldado la candidatura presidencial de Juan Domingo Perón.

Eva Perón fue la encargada de contactarse con Ricardo Guardo, presidente de la cámara baja, otro ex radical, a quien le pidió que hiciera todo lo posible para dar a luz esta ley cuanto antes. Ella prometió retribuírselo colaborando con él en lo que era la ley de Educación Superior, la 13031, que pasaría a llamarse “ley Guardo”.

La lucha de las mujeres por el voto

Los intentos que hubo a lo largo de la historia hasta esa fecha para que la mujer pueda emitir su voto son varios. El primer proyecto corrió por cuenta del diputado Alfredo Palacios, en 1911, que ni fue tratado sobre tablas.

Desde los primeros años del siglo XX, las mujeres comenzaban a hacerse escuchar. En el año 1895, Cecilia Grierson, la primera médica argentina, había fundado el Consejo Nacional de Mujeres y fueron los socialistas los que habían dado un paso adelante, al sumar en sus plataformas el sufragio femenino y la participación activa de la mujer en la política. En 1907, Alicia Moreau de Justo había creado el Comité Pro Sufragio Femenino; el radicalismo por su parte, organizaría centros femeninos.

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En 1911, Julieta Lanteri, médica recibida en 1907,causó sorpresa en todo el mundo, al conseguir que las inscribieran en el padrón municipal. De esta manera votó en la elección del 26 de noviembre de dicho año.

En esta línea, la Asociación Pro Derechos de la Mujer, creada por Elvira Rawson de Dellepiane, Adelia Di Carlo, Alfonsina Storni y Emma Day, promulgaba la igualdad de derechos con el hombre.

Un proyecto del diputado por Santa Fe Francisco Correa en 1916 implicaba derechos políticos a las mujeres con dos años de residencia en el país, que fueran mayores de edad, que tengan una profesión y que supieran leer y escribir.

En la historia hubo otros intentos, como el del diputado radical Rogelio Araya, cuando en 1919 dio lugar a uno que extendía derechos políticos a las mujeres mayores de 22 años. “Las mujeres son más aptas que los hombres para un buen ejercicio del sufragio…”, destacó. Sin embargo, su proyecto terminó archivado.

En 1922, la iniciativa de Juan José Frugoni hablaba de derechos políticos a las mujeres mayores de 22 años con formación universitaria o secundaria. Per terminó sucediendo lo mismo que con todos los anteriores.

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A raíz de la incorporación de este derecho en la constitución bloquista, las mujeres pudieron votar en San Juan el 8 de abril de 1928 para diputados y concejales. Formó parte del sufragio el 98% del padrón. En octubre de 1928, Hipólito Yrigoyen decidió intervenir la provincia y después con el golpe de septiembre de 1930, todo regresó a fojas cero.

En los años posteriores hubo otros, y en 1932, ya con Agustín P. Justo como presidente, se incorporaron otros cuatro, tres socialistas y uno conservador, con la diferencia que éstos últimos ponían como condición que tuvieran instrucción. Los que pudieron conocerse en 1938 y 1939 no llegaron a debatirse. La dictadura militar que tuvo lugar tras el golpe del 4 de junio de 1943 quiso implementar el voto de la mujer, pero fueron las mismas interesadas en ponerse en contra de que tan importante norma apareciera por parte de un gobierno de facto.

En la campaña electoral de 1946, los partidos más importantes contemplaban el voto femenino en sus plataformas. La ley comenzaba a verse en el horizonte. En los últimos 20 años, se llevaban contabilizados 22 proyectos.

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El Congreso trata la ley

Perón, en el discurso que ofreció frente la Asamblea Legislativa del 6 de junio de 1946, había expresado que “la creciente intervención de la mujer en las actividades sociales, económicas, culturales y de toda otra índole, le han acreditado para ocupar un lugar destacado en la acción cívica y política de la nación. La incorporación de la mujer a nuestra actividad política, con todos los derechos que hoy se reconocen a los varones, es insustituible factor de perfeccionamiento de las costumbres cívicas”.

Por una parte, los diputados Colom, Miguel Petruzzi y José Emilio Visca se habían encargado de presentar un proyecto al respecto. Una hora después, lo haría el radical Ernesto Sammartino, quien ya había estado detrás de otro en 1932. Todos se enviaron a la comisión de Asuntos Constitucionales, que contaba con la presidencia de John William Cooke. El 11 de junio de 1947 el conservador correntino Justo Díaz Colodrero presentó el propio.

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Cuando Colom se juntó con el mandato de Evita, se apresuró a tratar el suyo en la primera sesión que hubiera. Sus reflejos fueron rápidos: cuando se enteró que el Senado había uno aprobado del mendocino Lorenzo Soler, Colom decidió quitar el suyo. Había que apresurarse ya que el de Soler se encontraba a punto de perder estado parlamentario.

La oposición radical denunció el reemplazo de un despacho por otro, con el agravante que el que presentaban no había sido debatido en Diputados.

El de Soler, que en julio había ingresado a la cámara alta en julio, determinaba que “las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerda o impone las leyes a los varones argentinos”.

La ley fue tratada en dos sesiones. Evita, si bien no pudo acudir a la primera por estar enferma de gripe, si estuvo presente a la segunda. Ella había tenido distintas apariciones radiales apoyando este tema. Las galerías y los alrededores del palacio legislativo se encontraban llenos de mujeres, que cantaban “una, dos, tres, que se apruebe de una vez”, y que describían a la esposa del presidente como “el alma y nervio del voto femenino”.

No hubo muchos opositores a que la mujer pudiese votar, como el del diputado conservador Reynaldo Pastor y las dificultades que tendrían las mujeres cuando debieran trasladarse a votar, aunque se sinceró al manifestar que “todos estamos de acuerdo en el fondo del asunto”. En la sesión del 9 de septiembre de 1947 se aprobó la ley 13.010.

El acto central fue el 23 de septiembre en la Plaza de Mayo, convocado por la CGT. En los balcones de la Casa Rosada se hizo la promulgación de la ley.

En el balcón se acomodaron Perón y Evita, junto al vicepresidente Juan Hortensio Quijano y el ministro del Interior Angel Borlenghi, quien había participado de los debates en Diputados. Luego de cantar el himno, Borlenghi firmó la ley, luego lo hizo Perón y, tras una ovación general, le alcanzaron el documento a Evita. Ella dijo: “Recibo en este instante del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y lo recibo ante vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas. Sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto con el laurel que proclama la victoria”.

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“Nuestros eternos enemigos, los enemigos del pueblo y de sus reivindicaciones pusieron en juego todos los resortes de la oligarquía para impedir el triunfo”, denunció esa tarde Evita.

Había que empezar trabajar con el objetivo de determinar cuántas mujeres había, y conocer las que debían ser empadronadas. Se dio lugar a la organización de un censo nacional, llevado adelante el 10, 11 y 12 de mayo de 1948, y esos tres días fueron feriados. “Cuántos somos, quiénes somos y lo que tenemos”, como expresó Perón entonces. La cantidad de votantes subió así a 8.623.640, de los cuales 4.225.467 eran mujeres.

Los hombres poseían la libreta de enrolamiento y para ellas la libreta cívica. Pero como las mujeres no hacían el servicio militar, se necesitaron casi cuatro años para diseñar un padrón. Un ejército de censistas comenzó a recorrer casa por casa de las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche durante esos años, y por medio de una fuerte campaña publicitaria se alentaba a las mujeres a empadronarse.

Para Evita, se requería organizarlas en un nucleamiento. De esta manera nació el 26 de julio de 1949 la rama femenina del Partido Peronista. La primera unidad básica femenina se creó el 27 de enero de 1950 en el barrio Juan Perón, actualmente Saavedra.

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Esas unidades básicas femeninas fueron el motor de la campaña electoral de 1951, en las primeras elecciones presidenciales en las que votaría la mujer. “Votar por quien nos dio el voto”, fue el lema de aquel entonces. El 90,32% del padrón de mujeres emitió entonces su sufragio.

Ese día fue un domingo de lluvia. Puntualmente, era el 11 de noviembre de 1951. Eva Perón votó por única vez. Fue en el Policlínico Presidente Perón, de Avellaneda, donde se estaba recuperando de una operación de cáncer de útero. A las 11 horas llegó la urna que había llevado la presidenta de mesa, un fiscal peronista, otro radical, escoltados por dos policías.

Dejaron sobre la cama todas las boletas de los partidos que participaban del comicio y las autoridades salieron. Después, la presidenta de mesa y los fiscales confirmaron que hubiera emitido su voto. Luego recibió la visita de su marido. Una lucha que había iniciado hace medio siglo llegaba a su fin.

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