De acuerdo con los datos más recientes del Ministerio de Salud de la Nación, se registraron 161 fallecimientos por dengue y 232,996 casos notificados de la infección durante la temporada 2023/2024 (desde la semana 31 de 2023 hasta la semana 13 de 2024). De estos casos, más de 215,000 ocurrieron en el presente año.
La extensión de las infecciones, con una mayor proporción de la población que experimentó la enfermedad ya sea con síntomas o de forma asintomática, aumenta y amplifica la cantidad de individuos susceptibles de desarrollar complicaciones graves. La forma grave del dengue es insidiosa, y la mayoría de los pacientes no tienen conocimiento del progreso de la infección.
El llamado acaballamiento de las enfermedades respiratorias con circulación de múltiples virus.
Los primeros días resultan agotadores, de ahí su apodo popular de "enfermedad rompehuesos"; y la situación puede agravarse por los riesgos que presenta para aquellos individuos con factores de riesgo y/o enfermedades asociadas o comorbilidades.
El curso del dengue es extenso, puede prolongarse entre 12 a 15 días e incluso más. Además, durante la progresión de la enfermedad, es crucial estar alerta a los síntomas que surgen después del quinto al octavo día, cuando, y aquí radica el mayor desafío, la enfermedad parece haber retrocedido.
Los especialistas concuerdan en la importancia de estar alerta si, al disminuir la fiebre o en los días siguientes, entre el quinto y el octavo día de la infección, los síntomas se agravan, reaparecen o se presentan nuevos signos alarmantes como dificultad respiratoria, dolor abdominal severo, sangrado de las mucosas, irritabilidad o somnolencia y vómitos recurrentes. Además, podría acentuarse la disminución de plaquetas. Ante estas señales, es fundamental mantenerse bien hidratado y buscar atención médica de forma inmediata.
Se llevaron a cabo entrevistas con especialistas en infectología, cardiología, neumonología y un médico legista, con el fin de comprender cómo el dengue afecta al organismo humano y si hay alguna relación con otras enfermedades del sistema respiratorio, como la neumonía. Además, se indagó sobre los eventos significativos durante la evolución hacia el dengue grave o hemorrágico.
"El dengue se convirtió en una enfermedad de preocupación global. Si uno hace una proyección, en los años que vienen no va a solucionarse", explicó Oscar Cingolani.
Hugo Pizzi, epidemiólogo, infectólogo y docente en la Universidad Nacional de Córdoba, señaló que, frente a la actual epidemia de dengue, es crucial recordar un principio básico de la medicina: “No hay enfermedades sino enfermos”. Esto implica que a veces puede haber síntomas no tan claros o cuadros con manifestaciones físicas muy diversas de una misma enfermedad”.
El dengue es una patología vírica que se difunde mediante la picadura de las hembras del mosquito Aedes aegypti. No se contagia de individuo a individuo, sino exclusivamente a través de mosquitos portadores del virus.
“El dengue no suele desencadenar un cuadro de neumonía, lo que sí puede ocurrir en casos de dengue grave es la aparición de secuelas en distintos órganos del cuerpo humano, entre ellos los pulmones. Los casos de dengue grave pueden traer alteraciones, que en casos de disminución severa de la cantidad de plaquetas pueden derivar en insuficiencia respiratoria”, aseguró a colegas de Infobae la doctora Ana María Putruele, jefa de la División Neumonología del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Argentina vive el peor brote de dengue de su historia, con 161 muertos y más de 232.000 casos en la temporada 2023/2024.
Ricardo Teijeiro, médico especializado en enfermedades infecciosas en el Hospital Pirovano y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), subrayó: “El dengue hemorrágico, que afortunadamente no es muy frecuente, puede acarrear consecuencias y secuelas graves. Los pacientes tienen que estar atentos a la observación del médico, en cuanto a las indicaciones respecto a los controles y estudios que deben realizarse. Porque la forma de prevenir las complicaciones es tener un control adecuado y temprano”, apuntó.
De manera similar, el doctor Pizzi resaltó que, “en algunos casos, la fiebre puede desaparecer al segundo día del inicio de síntomas, lo cual no significa el fin de la enfermedad. Mantener comunicación constante con el médico es esencial, porque puede ser necesario repetir análisis de sangre a las 48 horas para monitorear las plaquetas”, dijo Pizzi.
El impacto del dengue grave está estrechamente relacionado con las enfermedades coexistentes o comorbilidades. Este concepto se refiere a la "mortalidad asociada" en aquellos que presentan una condición de salud previa considerada un factor de riesgo. Esto incluye a personas con diabetes, obesidad, hipertensión u otras enfermedades cardiovasculares, así como a aquellos con inmunodeficiencia, es decir, con sistemas inmunológicos más susceptibles.
El médico cardiólogo argentino Oscar Cingolani, quien realiza investigaciones en la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos, delineó: “Aquellos que tienen dengue severo y una complicación (previa) del corazón, la falla multiorgánica termina produciendo ataques cardíacos o descompensaciones”.
El hábitat del mosquito Aedes aegypti está cambiando, extendiéndose a nuevas áreas, incluidas altitudes y regiones previamente no afectadas.
De acuerdo con los datos publicados en el más reciente Boletín Epidemiológico Nacional, en la temporada 2023/2024 se documentaron en Argentina 512 casos de dengue grave, lo que representa el 0,2% del total de infecciones notificadas, mientras que la tasa de mortalidad en el país es del 0,073%.
Según el más reciente informe de la Organización Panamericana de la Salud sobre la situación epidemiológica del dengue en el continente americano, en el 2024, tanto los casos graves como la tasa de mortalidad promedio de la región son aproximadamente la mitad en comparación con Argentina: 0,1% de casos severos y una mortalidad del 0,032%.
En Brasil, que ha registrado aproximadamente 3 millones de casos de dengue en lo que va del año, la tasa de mortalidad es comparable al promedio de la zona, situándose en el 0,03%.
El aumento de las temperaturas asociado al calentamiento global ha iniciado un proceso de tropicalización en áreas no previstas. Los datos epidemiológicos respaldan esta afirmación: en algunas regiones, como el norte de Argentina, se registraron casos de dengue durante todo el año en 2023, a pesar de que lo habitual era que la circulación del virus disminuyera durante el invierno, debido a las bajas temperaturas que impedían el desarrollo y la reproducción del mosquito Aedes aegypti.
Vista translúcida de rayos x de corazón anatómico y sus venas y arterias. Salud, medicina, cardiología.
Los casos graves representan una minoría en comparación con el gran número de infecciones, sin embargo, su efecto en la salud es catastrófico ya que pueden ocasionar “shock, hemorragia interna e incluso la muerte”, de acuerdo a lo indicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos.
“El virus del dengue tiene una proteína que deja permeable al endotelio (la capa más interna de los vasos sanguíneos) y entonces, para decirlo de forma sencilla, el virus hace que la sangre que estaba en el aparato circulatorio se ´escape´ hacia otras zonas del organismo, como el espacio torácico o abdominal. Y eso es incompatible con la vida”, detalló Pizzi.
El doctor Mario Vignolo cuenta con más de treinta años de experiencia como médico forense y ha estado involucrado en numerosas autopsias de individuos que murieron a causa de dengue grave o hemorrágico. Al ser consultado por colegas de Infobae sobre los impactos de los casos graves en el cuerpo humano, Vignolo explicó que “es habitual que el virus baje las plaquetas, los leucocitos y los neutrófilos. Entonces, los pacientes se quedan sin defensas, sin factores de coagulación y hay una permeabilidad sobre el endotelio de los vasos sanguíneos”.
En el otoño empieza la temporada alta de enfermedades respiratorias.
“Esto produce un sangrado en las cavidades. No es que sangran los órganos porque ´no hay nada roto´, sino que al lesionarse el endotelio sangran las cavidades libres, sobre todo la toráxica, peritoneal y retroperitoneal, y en algunos casos hemos visto a nivel cerebral también”, concluyó Vignolo, quien presidió varios años la Asociación de Médicos Forenses de la Argentina.
El especialista forense de Córdoba señaló que las plaquetas desempeñan un papel crucial en la prevención de hemorragias, ya que son responsables de la formación de coágulos. Para ilustrar, mencionó que una persona con una salud normal suele tener entre 250.000 y 300.000 plaquetas, pero en los casos de dengue, este número puede disminuir a 100.000 o menos, lo que debe ser tomado como una señal de advertencia.
El especialista en enfermedades infecciosas, Ricardo Teijeiro, subrayó que, en los casos graves, los individuos afectados sufren una marcada reducción en la cantidad de plaquetas en la sangre, fundamentales para la coagulación, lo que aumenta el riesgo de hemorragias tanto cutáneas como en órganos fundamentales. “El dengue grave puede producir hemorragia en cualquier órgano y las secuelas se valorarán de acuerdo al órgano impactado”, precisó.
La actual temporada de dengue en Argentina se caracteriza por mayor magnitud las previas.
La doctora Putruele, líder de la sección de Neumonología del Hospital de Clínicas, señaló que, conforme se ha observado en ciertos casos de dengue grave analizados en autopsias, la infección viral durante su etapa aguda puede inducir hemorragias en los pulmones o microhemorragias, ocasionalmente vinculadas con la acumulación de líquido en los alvéolos.
Estas complicaciones habitualmente se presentan con tos, expectoración sanguinolenta, anemia y, en radiografías, pueden detectarse infiltrados pulmonares generalizados, los cuales pueden resultar en insuficiencia respiratoria, una complicación grave asociada al dengue.
La especialista en neumonología destacó que es importante tener en cuenta que durante esta temporada, con el clima más frío y una menor circulación de aire en espacios cerrados, se registran más casos de neumonía, “que pueden ser de diferentes orígenes (viral o bacteriana) y que se manifiesta con tos, fiebre, expectoración y un signo típico que es la puntada de costado en la zona de los pulmones, un dolor provocado por tanto toser”.
Referente a los órganos que pueden verse afectados gravemente por el dengue severo, la doctora Putruele señaló que “en el hígado puede ocasionar alteraciones de las enzimas hepáticas, también puede dañar los riñones, los pulmones, el sistema nervioso central y también puede afectar el corazón en algunos casos”.
El cambio climático, que impulsa el aumento de las temperaturas y las precipitaciones, hace que la enfermedad del dengue se mantenga durante todo el año en algunas regiones.
Por otro lado, el doctor Vignolo detalló que durante las autopsias de individuos que padecían dengue grave también se constató la presencia de hinchazón en los pulmones y el hígado. “Cuando se manifiesta edema de hígado, también hay un aumento de las transaminasas, que son las enzimas que marcan la insuficiencia hepática y por ende la disminución de los factores de la coagulación”.
Ante estos efectos adversos, sugirió que en caso de que el paciente presente cualquier señal de sangrado, es crucial que busque atención médica de inmediato para que se implementen las intervenciones necesarias, siendo la primera prioridad incrementar la ingesta de líquidos. “Cuando el cuadro es muy grave, se consumen todos los factores de coagulación y las plaquetas y se produce inflamación hepática. En esos casos, se generan las hemorragias que la mayoría de las veces llevan a la muerte”, sintetizó el médico forense.
No obstante, en circunstancias epidemiológicas como las que atraviesa actualmente Argentina desde hace unos meses, con el incremento acelerado de casos de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, es esencial que durante la evaluación médica de emergencia se presten atención a los indicadores biológicos fundamentales del dengue: disminución de los leucocitos, descenso de las plaquetas y elevación de las enzimas hepáticas, que evidencian la inflamación hepática causada por la infección.
Los casos acumulados hasta la semana 13 representan casi 4 veces los registrados en el mismo período de 2022/2023.
Putruele resaltó que, con el fin de prevenir errores en los diagnósticos, son esenciales tanto la evaluación física realizada en la sala de emergencias como los análisis efectuados al paciente que exhibe signos sospechosos de padecer dengue.
La especialista en neumonología enfatizó que “es sencillo diferenciar (dengue de otro cuadro respiratorio) si uno solicita los análisis correspondientes”, esto incluye un análisis de sangre además de la prueba PCR para detectar la presencia del virus del dengue.
“Cuando se observan otras alteraciones en los estudios, se debe pensar no solo en dengue sino, en algunos casos, en una neumonía clásica, ya sea en paciente que presentan comorbilidades -diabéticos, hipertensos, o con otras afecciones respiratorias de base como asma- y también en personas sanas sin enfermedades previas. Al realizar un buen examen físico, cuando uno hace la auscultación y se escuchas ruidos, hay que observar la radiografía y/o tomografía según el caso”, resumió Putruele.
La especialista alertó sobre el peligro de que una neumonía no diagnosticada oportunamente pueda evolucionar hacia una sepsis generalizada. No obstante, señaló que un interrogatorio médico minucioso y un examen físico detallado, complementados con pruebas de laboratorio que incluyan el recuento de plaquetas y otros marcadores, junto con radiografías de tórax si el médico lo considera necesario, deberían ser adecuados para evitar diagnósticos erróneos.
En Brasil, que contabiliza cerca de 3 millones de infecciones por dengue en lo que va del año, la letalidad es similar al promedio de la región: 0,03%.
En algunos casos, la neumonía puede empezar solo con fiebre por dos días, pero lo habitual es que luego siempre aparece “una tríada de sintomas que integran la tos, expectoración (que puede ser amarilla) y un dolor tipo puntada de costado”, consideró Putruele.
En última instancia, el doctor Pizzi destacó la relevancia de la entrevista médica y la evaluación física: “Los médicos son avezados y saben distinguir, el dengue nunca le va a dar catarro ni tos pulmonar, es muy difícil confundirlo con otras afecciones respiratorias como neumonía. Por eso la consulta es fundamental, que el médico observe al paciente y evalúe las señales y síntomas”.
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