Se salvó de la guerra, vino a Argentina y lo desvalijó una viuda negra

Las cámaras de vigilancia captaron su llegada, mostrando su alegría al recibirla. Una vez dentro del apartamento, aproximadamente a las 11:30 p. m. del primer día del 2024, decidieron refrescarse con agua. Posteriormente, exploraron opciones en Netflix y acabaron entreteniéndose con vídeos en YouTube.

"No sé cuándo habrá sido, pero estábamos tomando un vino y me pidió hielo. Para mí estaba bien, pero qué iba a pensar. Traje chocolate, hielo y seguimos ahí conversando. De pronto, no me acuerdo de nada", relata Gabriel, con inocencia y miedo.

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La mujer inspeccionó minuciosamente todo el lugar. Tomó consigo tres dispositivos móviles, ordenadores portátiles, efectivo, las llaves y dos relojes "de cuando mi papá se casó con mi mamá, uno era de él y otro de mi abuelo", detalló el valor sentimental. Además, un parlante, un auricular y una batería. También, lentes de sol y dos camperas de abrigo.

Las cámaras de vigilancia completaron la narrativa: en las primeras horas de la mañana, la mujer fue captada saliendo del lugar, vistiendo sus chaquetas y portando bolsas con pertenencias de su víctima, marcando así el final de su rastro.

Doce horas después, Gabriel recobró la conciencia, aunque confuso y con escasos recuerdos. Las cámaras captaron su estado desorientado y tambaleante mientras deambulaba por el vestíbulo, intentando salir con una bolsa de compras.

Choca contra el escritorio y luego se acomoda en un sofá. Presiona los botones de un intercomunicador. "Un vecino que es enfermero me ayudó. Yo no me acuerdo de nada de todo eso. Me dieron agua y vomité, estaba muy drogado. Vino la Policía y la ambulancia, tuvimos que llamar un cerrajero. Yo no tenía forma de comunicarme con mi familia", detalla sobre esas horas.

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Un familiar, inquieto al no recibir respuesta a sus mensajes, se aproximó al edificio y brindó asistencia. Había conseguido acceder al apartamento justo en ese momento, pues la mujer le había sustraído las llaves. En su estado semiconsciente, él cerró la puerta y la aseguró con el cerrojo.

"Ahí hice la denuncia, aporté toda la información que tenía, el número de teléfono y las fotos. Pero nunca me llamaron a declarar ni hicieron demasiado, sólo aporté las imágenes de las cámaras", cuenta el hombre, todavía indignado por lo que atravesó.

Desconoce con qué sustancia lo intoxicó y no recuerda ningún detalle de lo ocurrido. La investigación está bajo la jurisdicción de la Fiscalía de Delitos Complejos, la cual aún no ha requerido su testimonio.