La pelota está de luto: a los 85 años, murió José Yudica, uno de los entrenadores más emblemáticos del fútbol argentino. Entre 1972 y 1998 estuvo al frente de 12 clubes de nuestro país, Colombia y México, ganando seis títulos, entre ellos, la Copa Libertadores 1985 con Argentinos Juniors.
El Piojo debutó en Newell’s en 1954, deleitando a propios y extraños con su gran habilidad por la banda izquierda. Y fue después de cuatro años cuando le llegó la oportunidad de pegar el salto, al ser comprado por Boca Juniors. Pero lo que para algunos era todo un sueño y una meta por alcanzar, para él no fue la mejor opción.
Tras esto, el Piojo Yudica tuvo fugaces pasos por Vélez, Estudiantes, Platense, Quilmes, Deportivo Cali (donde encontraría su segunda casa), Talleres de Remedios de Escalada y San Telmo, club donde se retiró en 1971.
Pese a su inteligencia y habilidad, Yudica sólo obtuvo dos títulos en esos 17 años que vivió con la redonda en sus pies (campeón en 1969 con Deportivo Cali y en 1970 con el elenco de Remedios de Escalada).
Su carrera como entrenador empezó en Altos Hornos Zapla en donde dio el primer golpe clasificando al equipo al torneo Nacional por primera vez en su historia. En la Zona B, estuvo a punto de pasar a la fase final, el Merengue quedó segundo, a un punto de Newell’s y por encima de River.
Luego, ya en Quilmes, no sólo logró salvarlo del descenso, sino que al año siguiente lo consagró campeón del Metropolitano 1978. Y lejos de quedarse a saborear las mieles del éxito, en 1980 el Piojo partió a Estudiantes, donde estuvo sólo un año para luego regresar a Quilmes. Al año siguiente dirigió su primer y único equipo grande, San Lorenzo, donde repitió su último logró, lo coronó campeón en la B y lo devolvió a la máxima división del fútbol argentino.
En 1985 con Argentinos Juniors alcanzaría su mayor gloria consiguiendo dos títulos y uno de ellos internacional (Nacional 1985 y Libertadores 1985). Años más tarde le llegaría su mayor alegría personal, al consagrarse campeón con Newell’s en la temporada 1987/88. Con ese nuevo título se convirtió en el primer DT de la Primera del fútbol argentino en ser campeón con tres equipos diferentes.
Y pese a que fue al Bicho al que le dio los mayores logros, también fue allí donde atravesó uno de los peores momentos de su vida. Fue en 1992 cuando la barra se acercó a un entrenamiento a recriminarle los motivos de la mala campaña del equipo. Y la fuerte personalidad del rosarino lo llevó a confrontar con ellos y se negó a brindar explicaciones. Ante esto, los violentos comenzaron a agredir a su hijo –era su ayudante- y él respondió sacando un arma y disparando al aire, para luego alejarse a las corridas.
Pocos años después de aquella desagradable situación, a su regreso del Pachuca de México, su exitosa carrera como entrenador se cortó abruptamente y nadie volvió a llamarlo para dirigir. Hoy el fútbol argentino llora al querido Piojo Yudica, que dejó su huella con los botines y en el banco de suplentes.
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