Mónica Ayos (46) se quebró al recordar un caso de violencia de género que sufrió. La actriz contó cómo una ex pareja la golpeaba cuando esperaba a su hijo Federico y detalló el día en que la violó después de un parto muy difícil.
"Fede nació en unas circunstancias difíciles. Un hombre (por su ex) me golpeaba, me golpeó embarazada. En la panza, directamente. Era producto de la cocaína más el alcohol, que le pegaban de forma muy violenta", comenzó Ayos el recuerdo de su pareja, un coreógrafo chileno.
Eran días complicados, hace unos 25 años. Llegaron a la Argentina, donde él era mozo y ella hacía bikini open. "Del octavo al noveno mes, lo tenía que encerrar bajo llave, para que no saliera a tomar. Después me termino encerrando él a mí. Fui una prisionera", comentó sobre esas jornadas en Buenos Aires.
La violencia continuó después de un parto igualmente difícil."Fede nació por cesárea, estuve seis días internada. Estaba encajado. Evidentemente -dijo Ayos, ante la atenta mirada del resto de los invitados- quería dejarlo adentro, donde estaba más seguro que afuera. Era todo una culpa. Salí sin glóbulos rojos. Yo no podía tener relaciones. Y él me violó. Abusó de mí, con el peligro de volver a quedar embarazada y que me estallara el útero".
Entonces, en la historia aparece una amiga de ella. Y contó cómo su amiga también fue víctima: "Él quiso violarla, también pasó con mi madrina. Ella se fue en pantuflas. Me le cuelgo de atrás. Y le digo 'Llevate al nene'. Tenía dos meses. Se lo llevó en pantuflas, en colectivo".
La historia terminó con "una actuación para el Oscar", como definió Ayos su truco para conseguir la separación. Para lograrlo, intervino su abuela, la persona que la crió.
"Le pedí plata a mi abuela y le dije: 'No me preguntes para qué es'. Le regalé un pasaje a él para pasar el Día del Padre en Chile. Me preguntó si era de ida y vuelta. Le dije que sí. Pero era de ida nada más", rememoró.
Juntó los 50 centavos que le quedaban y se fue a despedirlo al aeropuerto: "Se fue por la escalera. Y le dije al oído: 'No volvés más, no vas a volver. Todos saben todo. A mi hijo no lo vas a ver'.
Se fue sabiendo que era muy cobarde".
Al regresar a su casa, encontró un mensaje de su madre. "'Feliz primavera, feliz nueva vida', decía. Y sentí que volví a nacer. No podía ser todo una mierda. Ese papel lo guardo todavía. Porque creo -alcanzó a comentar Ayos, que ya había quebrado en llanto- que fue el único contacto sano que tuve con mi mamá".
La historia, en realidad, no termina ahí. Con los años compartió los detalles con su hijo, Federico, que hoy tiene 26 años. Sin embargo, queda un paso: "Fuimos con Fede a Chile. Cerramos el círculo. Vimos a la familia, le dejamos una flor y un dibujo en su tumba. Lo que todavía no le di son las cartas que él le dejó".
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