Llega la Exposición de Caballos Criollos a Jujuy

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Dos caballos criollos, “Gato” y “Mancha”, cabalgaron más de 21 mil kilómetros hasta Nueva York.

¿Cómo son los caballos criollos?

Según la Secretaría de Bioeconomía de la Nación, los caballos criollos son reconocidos por su resistencia y adaptabilidad a diferentes condiciones ambientales, lo que los convierte en una elección ideal para el trabajo en el campo y para actividades recreativas.

Originarios de América del Sur pero extendidos por todo el continente, estos equinos poseen características físicas distintivas que los distinguen. Con una altura promedio de 1,40 a 1,48 metros, tienen una cabeza de base ancha y vértice fino, con una frente amplia y un cráneo bien desarrollado. Sus orejas son pequeñas, sus ojos grandes y expresivos, y sus ollares amplios.

El cuello de los caballos criollos es largo y musculoso, con una curvatura característica en la parte superior y una línea recta en la inferior. Tienen una cruz musculosa pero poco prominente, y su línea dorsolumbar es corta y recta. El lomo es robusto y corto, mientras que la grupa se inclina y tiene una inserción media de la cola. Su pecho es ancho y musculoso, el tórax amplio, y presentan un tronco y abdomen de forma toneliforme.

En cuanto a las extremidades, los caballos criollos tienen una buena osamenta y musculatura, con articulaciones y tendones resistentes que les otorgan una gran capacidad de movilidad y resistencia. Sus cuartillas son fuertes y anchas, y sus pies tienen proporciones adecuadas, con cascos robustos que les permiten enfrentar terrenos variados con firmeza y seguridad. En resumen, los caballos criollos se destacan por su rusticidad, vigor y versatilidad, siendo una invaluable contribución al patrimonio equino de América.