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SUSCRIBITE Fieles acompañaron en la misa por la beatificación del mártir jujeño Pedro Ortiz de Zárate.
Desde las 17 horas en la Iglesia Catedral del centro de la capital jujeña obispos de todo el país y fieles acompañaron en un día importante de Jujuy, tras la beatificación del mártir jujeño Pedro Ortiz de Zárate y de Juan Antonio Solinas.
El acto central de beatificación de los mártires del Zenta Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas, se realizó el sábado 2 de julio a partir de las 10 de la mañana en el Parque de la Familia de la ciudad de Orán. Fue oficiada por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Causa de los Santos del Vaticano.
Previamente, el viernes hubo una vigilia con una importante concurrencia de fieles de todo el Noroeste y hoy llevaron a cabo una misa a las 10 de la mañana en la ciudad salteña de Pichanal, donde fueron asesinados los Mártires del Zenta.
El Obispo jujeño monseñor César Daniel Fernández manifestó reiteradamente su emoción diciendo que "nos llena de orgullo sumar a Pedro Ortiz de Zarate al libro de oro del pueblo jujeño".
Haciendo alusión a grandes próceres que pasaron por nuestra tierra dirigió también sus palabras al mártir. "Este pueblo que recibió el elogio del general Manuel Belgrano, esta tierra de grandes hombres y mujeres conocidos, sumamos hoy sacerdote jujeño Don Pedro Ortiz de Zárate".
"Don Pedro abrazó todos los estados de vida y todo lo hizo con amor. La vida que recibimos de Dios no es para gastarla con cualquiera, emprendemos día a día la tarea de ser mejor persona", definió al beato jujeño.
Una importante cantidad de fieles de todo el norte argentino junto a los obispos del todo el país, se hicieron presentes este domingo en la Iglesia Catedral, en una misa significativa que quedará en la historia de nuestra provincia.
En el marco de su próxima beatificación, Alfaro recuerda algunos detalles de la vida de Ortiz de Zárate: "En el plano de lo personal fue esposo y padre de familia. Él se casó y tuvo dos hijos pero nueve años después de su matrimonio su esposa, doña Petronila de Ibarra y Argañarás, falleció a causa del derrumbe de una parte de su casa".
Tras su viudez, el jujeño, que había sido educado por padres jesuitas, se mudó a Córdoba para estudiar y se ordenó sacerdote. Luego regresó a Jujuy y fue párroco de Humahuaca durante dos años. Después retornó a San Salvador de Jujuy, donde estuvo 22 años en la Iglesia Catedral, que en esa época era llamada Iglesia Matriz.
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