Más allá de las negaciones del régimen encabezado por Kim Jong-un, las más importantes organizaciones internacionales denuncian permanentemente las atrocidades que comete la dinástica dictadura norcoreana y reclaman e imponen sanciones, aunque con escasa suerte.
La organización de monitoreo de derechos humanos Freedom House, en su informe "Libertad del Mundo 2014", la calificó como uno de los doce países "más opresores del mundo".
En un análisis sobre la libertad civil y política, con una escala de calificación máxima de 1 y mínima de 7, informó que obtuvo el puntaje más bajo en ambos rubros.
El pasado viernes, en ocasión del 104 aniversario del fundador del país y abuelo del actual dictador, Kim Il-sung, Human Rights Watch (HRW) denunció la extensa lista de violaciones de derechos humanos.
En un documento, titulado "Corea del Norte: el catastrófico legado de Kim Il-sung", acusa al actual líder del país de "estar siguiendo fielmente los pasos de su abuelo" en lo que se refiere a abusos a la población.
"Kim Il-Sung sustentó su régimen en crueles violaciones de derechos humanos, como frecuentes desapariciones forzadas y letales campos de prisioneros para infligir miedo y reprimir cualquier voz que desafiara a su gobierno", declaró Phil Robertson, subdirector de Asia de HRW.
Desde que asumió en 2012, Kim Jong-un aplicó la pena de muerte a 70 dirigentes del más alto nivel, incluyendo a su tío político y segundo del poder, Jang Sung-taek. Ejecuciones que son públicas para "advertir al pueblo de las consecuencias" que puede tener enfrentar al dictador.
La indignación casi no admite discrepancias a nivel mundial. En su presentación "Índice de Iibertad de prensa Internacional 2014", Reporteros Sin Fronteras (RSF) posicionó a Corea del Norte 179 de entre 180 países.
RSF denunció que "no existe la libertad de información" y que es "el agujero negro de las noticias y la información, además de ser un infierno para los periodistas que residen allí".
No hay medios de comunicación independientes; la televisión y los diarios son administrados por el Estado y tienen que pasar varios niveles de censura.
Es ilegal poseer una radio y todos los aparatos de televisión, computadoras e impresoras tienen que estar registrados por las autoridades.
Está prohibido hacer llamadas internacionales, no hay acceso a Internet y si alguien usa celular chino en la zona fronteriza, es castigado y considerado un preso político, lo que equivale a recibir uno de los castigos más duros.
El pequeño país, que se encuentra aislado del mundo y prohíbe la salida de su territorio, técnicamente se encuentra en guerra con su vecino del Sur ya que el 27 de julio de 1953 firmaron el Acuerdo de Armisticio de Corea, que no es otra cosa que un tratado de no agresión hasta que se alcance un acuerdo de paz definitivo, algo aún no logrado.
Las carencias de lo más elemental para vivir son alarmantes: escasea la energía eléctrica, la calefacción en casi todo el país es a leña (lo que produce graves inconvenientes por el desmonte) y en los pocos hospitales faltan todo tipo de insumos.
Pero lo peor es la escasez de alimentos, ya que las raciones que recibe el pueblo no cubren las necesidades calóricas mínimas.
Según la organización internacional de misioneros cristianos Open Doors en su informe "Lista de vigilancia de cristianos en el mundo", los cristianos descubiertos introduciendo Biblias en la zona fronteriza son encerrados en una cárcel para presos políticos o directamente ejecutados.
Por su parte, la organización dependiente del Vaticano Ayuda a las Iglesias Necesitadas, ubicó a Corea del Norte "como uno de los 20 países en los que se ejerce más opresión de culto de los 196 del mundo".
Las últimas cifras son espeluznantes: en 2013, al menos 80 personas fueron ejecutadas por poseer una Biblia o ver televisión.
La Comisión de Investigación de los Derechos Humanos en Corea del Norte de Naciones Unidas (COI) presentó un informe con una síntesis de violaciones a los DDHH, como a la libertad de culto, ideología y expresión.
También denunció violación al derecho alimenticio y al derecho de vida; arrestos, torturas, ejecuciones y encarcelamiento arbitrario; secuestro de extranjeros y desapariciones forzosas.
Los campos de prisioneros también son una preocupación mayúscula. La COI, informó que a dictadura está operando campos de presos políticos "desde hace más de 60 años" y que todavía se encuentran encerradas entre 80 mil y 120 mil personas.
Además, en estos campos se perpetran crímenes como la ejecución pública, torturas físicas y abusos sexuales a aquellos que intentan fugarse.
No hay cifras oficiales (como no las hay de nada), pero la ONU presume que "cientos de miles de personas" murieron en estas instalaciones desde que fueron implementadas.
Es tan grave la situación, que el secretario general de la ONU, Ban Ki moon, calificó de "anormal" el sistema de DDHH de Norcorea.
Y más aún, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (Unhrc), denunció en un informe 2015 que la ejecución de Jang Sung-taek y sus colaboradores "es un claro acto de violación a la Ley Internacional de DDHH".
Por todas esas razones, el 18 de diciembre de 2014 la Asamblea General de la ONU emitió una resolución que remite el estado actual de los DDHH de Corea del Norte a la Corte Criminal Internacional (ICC).
Por el momento, nada avanzó salvo las muertes y el terror permanente como forma de vida en ese país tan pequeño como insólitamente militarizado.
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