El número impresiona: este año el campo invertirá 58 mil millones de dólares. Eso significa que se van a sembrar 34 millones de hectáreas. Esa cantidad equivale a 340 mil metros cuadrados, que es casi seis veces y media la superficie de la provincia de Jujuy.
Maíz y trigo, incrementan la superficie plantada en un millón de hectáreas. Otro producto que aumenta la superficie ocupada es el girasol, con 450 mil hectáreas que se adicionan.
Toda esa producción agrícola tendrá un peso de 110 millones de toneladas. Para trasladar tamaña cosecha harán falta 5 millones de viajes de camiones.
El optimismo del sector rural está basado principalmente en que el 80% de la inversión que se realiza es en los pueblos en donde siembra. De esa forma, es el elemento más directo de redistribución del ingreso.
Hoy la coyuntura nos encuentra con buenos precios en materia de soja, maíz, girasol y trigo. No lo que se pudo obtener en años anteriores, pero sí en valores que pueden permitir una recuperación sólida del sector.
De todas formas, la apuesta más grande está puesta en la carne que hoy tiene muy buen precio, pero que genera un desafío importante: recuperar el stock ganadero que se perdió en los últimos años y dejar de faenar terneros con muy poco peso.
¿Podrá ser el campo el motor de la reactivación argentina?
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