Iruya.
En medio de la majestuosidad de los cerros se encuentra un rincón que cautiva la atención de viajeros y expertos en turismo de todo el mundo: Iruya. Este pintoresco pueblo salteño es alabado por su belleza y singularidad, siendo incluso destacado por la prestigiosa revista de viajes Condé Nast Traveler en su lista de los 50 pueblos más hermosos del planeta.
Para llegar a este pequeño paraíso, los visitantes deben embarcarse en un viaje en colectivo de aproximadamente cuatro horas desde Jujuy. Pero la travesía vale la pena, ya que a su llegada son recibidos por vistas panorámicas del río Iruya que serpentea abajo, la majestuosidad de cóndores en vuelo y la imponente meseta andina en cada esquina.
Este enclave único en su clase está a 2,780 metros sobre el nivel del mar, situado en lo alto de la puna salteña. Con una población de alrededor de 1,523 habitantes, Iruya se define por sus calles empinadas que serpentean entre sus casas de adobe, paja y piedra. La iglesia Nuestra Señora del Rosario y San Roque, una joya arquitectónica, es un imán para los fotógrafos que buscan capturar su encanto.
La mejor época para visitar Iruya es entre marzo y junio, y de agosto a diciembre, cuando el clima es más favorable y las inundaciones son menos probables. Durante los meses de diciembre a marzo, el pueblo puede quedar aislado debido a desbordes de los ríos Iruya y Milnahuasi, lo que puede generar aludes e inundaciones que bloquean los caminos.
Los puntos de interés son diversos y ofrecen experiencias únicas para los visitantes. El Mirador el Cóndor y el Mirador de la Cruz brindan vistas panorámicas espectaculares, mientras que el Río Iruya serpentea como una vena vital.
La iglesia Nuestra Señora del Rosario y San Roque, junto con Awawa Casa de la Cultura, son ventanas a la historia y cultura local. La pasarela peatonal y la plaza Santa Rosa Guevara, junto con el casco histórico de arquitectura colonial, completan el mosaico de atracciones que hacen de Iruya un lugar inolvidable.
En Iruya, el tiempo parece moverse de manera diferente, y su aislamiento geográfico hace que sus habitantes rara vez abandonen el pueblo.
La gastronomía refleja la riqueza de su entorno. Ingredientes ancestrales como la quinoa, habas y diversas variedades de papas andinas se convierten en platos deliciosos como guisos de papas verdes, guisos de quinoa y pasteles de quinoa. No es de extrañar que este lugar se haya convertido en un destino obligado para turistas nacionales e internacionales que buscan una experiencia auténtica en el norte de Argentina.
Si bien se puede transitar en vehículo particular, se recomienda llegar en colectivo por la dificultad del camino.
En vehículo particular se puede demorar entre 2 horas y medias y 4 horas, dependiendo de la velocidad que cada conductor tenga.
En colectivo el recorrido demora cerca de 3 horas y media.
Los colectivos salen desde Humahuaca por la mañana y regresa a la siesta. También hay servicios desde San Salvador de Jujuy que paran en Purmamarca, Tilcara y Humahuaca.
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