Juliana Awada, la más buscada en China

Así, la esposa de Mauricio Macri, mantuvo su agenda paralela a la actividad oficial y decidió visitar un templo budista y una calle peatonal de artesanías en el centro de Hangzhou. Lo cierto es que Awada salió acompañada con la esposa del embajador Diego Guelar, Viviana Fontanini, y con una fuerte custodia de la policía y el servicio secreto de China. La llamativa y ruidosa exposición de los custodios de Awada despertó interés en cada lugar que bajó. Enseguida, las mujeres, niños y adultos chinos la confundían con una celebridad hollywoodense y querían acercarse para sacarse fotos o tocarla. Muchos se enteraban en el mismo lugar de quien se trataba pero les llamaba la atención la belleza de estas mujeres. Rígidos en el protocolo, los uniformados que protegían a la visitantes ilustres no dejaron que nadie se les acercara ni un centímetro por una cuestión de seguridad de Estado.

"Fue un momento divertido y risueño", comentó a LA NACION un funcionario de la comitiva presidencial que se enteró del hecho. Awada no se molestó en absoluto por el acoso de los chinos. Por el contrario, se divirtió de su visita al Templo de Ling yin, que es un emblema zen en una construcción de más de 1600 años y donde estaban orando y cantando un grupo de monjes budistas. El colorido y los cantos de los monjes maravillaron tanto a Awada como a Fontanini que no paraban de filmar las escenas de los cantos budistas con sus celulares.

Luego, ambas visitantes se dirigieron a la Calle de Hefang, que es una suerte de mercado de artesanías y telas típicas de China. En este lugar, además de los souvenirs típicos de los chinos se mezclan casas de ropa de marcas europeas cuyos costos paradógicamente son mucho mayores a los de cualquier país europeo.