Históricamente en Argentina los impuestos siempre han subido. Cuando se crearon algunos de manera transitoria, terminaron quedando para siempre, como el impuesto a los débitos y créditos. Cuando se dictó la emergencia, se la terminó prorrogando permanentemente en el tiempo.
Mauricio Macri al empezar su gestión eliminó las retenciones al agro, con excepción de la soja a la que le bajó del 35 al 30 por ciento. Esta acción se transformó en 13 mil millones de toneladas más de producción de granos y en 2 millones más de hectáreas sembradas. El 2016 fue récord en la venta de camionetas y maquinarias agrícolas. Gran parte de esas retenciones no pagadas volverán al Estado en concepto de impuesto a las ganancias y también irán a las provincias en concepto de coparticipación.
De la misma manera, generó mayor actividad económica, movimiento de camiones, fertilizantes, impuestos provinciales, etc.
Sería bueno alguna vez generar el desafío de producir más para recaudar más y no hacer lo que siempre se hace, de ahuyentar la inversión con más impuestos.
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