“La pandemia de COVID-19 ha suscitado una gran preocupación por la salud mental de una generación de niños y niñas. Sin embargo, puede que la pandemia represente solo la punta del iceberg de la salud mental, un iceberg que hemos pasado por alto durante demasiado tiempo”, comunicó Unicef en su informe anual del corriente año acerca de la infancia y adolescencia que difundió este martes con el nombre En mi mente: promover, proteger y cuidar la salud mental de los niños.
El informe Estado anual de la Infancia 2021, que será dado a conocer en su totalidad el mes siguiente, llama “al compromiso, la comunicación y la acción como elementos fundamentales de un enfoque integral para promover la buena salud mental de cada niño, proteger a los niños vulnerables y cuidar a los que se enfrentan a los mayores obstáculos”.
De acuerdo a las estimaciones de la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la infancia “un 13% de los adolescentes de entre 10 y 19 años padece un trastorno mental diagnosticado”. Esto significa que son 1 de cada 7 jóvenes.
El organismo indicó que “prácticamente en cada rincón del planeta, tanto en los países ricos como en los pobres, los trastornos mentales (y la falta de respuestas adecuadas) siguen infligiendo un sufrimiento considerable a los niños y los jóvenes y representan una de las principales causas de muerte, enfermedad y discapacidad, especialmente entre los adolescentes de edad más avanzada”.
Mientras los números a nivel global manifiestan unos 45.800 suicidios de adolescentes cada año, apenas se destina un 2% de los presupuesto de los países a la asistencia de cuadros como la ansiedad, la depresión y otras afecciones mentales, de acuerdo al informe.
El estudio indicó que las pérdidas económicas vinculadas a los trastornos mentales que ocasionan discapacidad o muerte entre los jóvenes se estiman en casi 340.200 millones de dólares al año. El costo económico que se paga por este descuido es elevado: cerca de 340.200 millones de dólares al año, siguiendo los cálculos que efectuaron para este informe David McDaid y Sara Evans-Lacko, del Departamento de Políticas de Salud de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres. “Se trata de una pérdida de 340.200 millones de dólares en potencial humano que podría destinarse a las economías de los países”, detalló.
Las enfermedades como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ansiedad y autismo; trastornos bipolares y de la conducta, depresión, trastornos alimentarios, discapacidad intelectual y esquizofrenia perjudican no solo la salud, sino también a la educación, las condiciones de vida y la capacidad para obtener ingresos para el bienestar de los niños y los jóvenes.
Unicef argumentó que una mezcla de genética, experiencias personales y factores ambientales, como la crianza de los hijos, la escolarización, la calidad de las relaciones, la exposición a la violencia o los abusos, la discriminación, la pobreza, las crisis humanitarias y las emergencias sanitarias como la desatada por la pandemia de COVID-19, confeccionan la salud mental de los niños e influyen en ella a lo largo de toda su vida.
Aunque los factores de protección, como la presencia de cuidadores afectuosos, los entornos escolares seguros y las relaciones positivas con los compañeros, pueden disminuir el peligro de trastornos mentales, el informe apuntó que hay obstáculos significativos, como la estigmatización y la falta de financiación, que le niegan a una gran cantidad de niños disfrutar de una salud mental óptima o acceder al apoyo que necesitan.
El Estado Mundial de la Infancia 2021 solicita a los gobiernos y a los asociados de los sectores público y privado que asuman el compromiso, se comuniquen y actúen para incentivar el cuidado de la salud mental de todos los niños, adolescentes y cuidadores, y fundamentalmente proteger a los que necesitan ayuda y cuidar a los más vulnerables.
En este contexto, solicitaron a los gobiernos aplicar las siguientes medidas: -Invertir con urgencia en la salud mental de los niños y adolescentes en todos los sectores, no sólo en el de la salud, para apoyar un enfoque basado en la prevención, la promoción y el cuidado que abarque a toda la sociedad. -Integrar y ampliar las intervenciones basadas en pruebas en los sectores de la salud, la educación y la protección social, incluidos los programas de crianza que promueven una atención sensible y enriquecedora y apoyan la salud mental de los padres y cuidadores; y garantizar que las escuelas apoyen la salud mental mediante servicios de calidad y relaciones positivas. -Romper el silencio que rodea a las enfermedades mentales, afrontando el estigma, promoviendo una mejor comprensión de la salud mental y tomando en serio las experiencias de los niños y los jóvenes.
“La salud mental forma una parte integral de la salud física; no podemos permitirnos seguir considerándola de otra manera”, resaltó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore. “Hemos observado que, durante demasiado tiempo, tanto en los países ricos como en los pobres, no se han hecho los esfuerzos suficientes para comprender esta cuestión e invertir en ella, a pesar de que desempeña un papel fundamental para el potencial de todos los niños. Esto tiene que cambiar”, subrayó.
Unicef especificó en el informe que sus datos respecto a la muerte de adolescentes están basados en las Estimaciones Mundiales de la Salud 2019 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las estimaciones sobre la prevalencia de los trastornos mentales diagnosticados se basan en el Estudio de la carga mundial de enfermedades de 2019 del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME).
El informe contiene detalles de una encuesta llevada adelante por Unicef y Gallup acerca de la depresión o el sentimiento de falta de interés. El Proyecto Changing Childhood efectuó entrevistas a unas 20.000 personas por teléfono en 21 países. Todas las muestras se basan en probabilidades y representan dos poblaciones diferentes en cada país: personas de 15 a 24 años y personas de 40 años o más. El área de cobertura es todo el país, incluidas las zonas rurales, y el marco de muestreo es una representación de toda la población civil, no institucionalizada, dentro de cada cohorte de edad con acceso a un teléfono. Los resultados completos del proyecto serán publicados por Unicef en noviembre.
La salud mental de niños y adolescentes es un mal que se ha generalizado tanto en el mundo como la falta de recursos que los gobiernos destinas a su atención. El informe resaltó que existe mucha diferencia entre países y la situación de mayor gravedad se da en las naciones más pobres. Los gobierno de estados más empobrecidos brindan menos de dos céntimos al año por persona al tratamiento de la salud mental. Inclusive, en aquellos de ingresos medianos altos, el gasto anual es inferior a 3 dólares por persona. “Todas estas cifras son demasiado exiguas para tratar las enfermedades de salud mental de los niños, los adolescentes y los cuidadores, especialmente en el caso de quienes se enfrentan a problemas más graves de salud mental”, se aseguró.
El informe también destaca la ausencia de medios y especialistas par tratar los problemas de salud mental. El número de psiquiatras especializados en el tratamiento de niños y adolescentes es inferior al 0,1 por 100.000 habitantes en todos los países, salvo en los de ingresos altos, donde la cifra era de 5,5 por 100.000.
Sumate al Canal de WhatsApp de TodoJujuy.com
Recibí las noticias en tu celular sumándote al Canal de WhatsApp de TodoJujuy.com. Ingresá al siguiente enlace: https://whatsapp.com/channel/0029VaQ05Jk6BIErMlCL0v0j
Si querés, podés activar las notificaciones.
Además, podés comunicarte con nosotros a través del WhatsApp de las Noticias al 3885007777.
Copyright © Todo Jujuy Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas. Derechos de autor reservados.