Coronavirus en Argentina sigue haciendo estragos. Lara Arreguiz, de 22 años y oriunda de Santa Fe falleció por Covid mientras esperaba una cama que nunca llegó. Sus padres relataron el trágico momento además de asegurar que la joven estuvo esperando cuatro horas con asistencia de oxigeno esperando que mejorara la saturación.
Lara vivía en Esperanza, ciudad ubicada a treinta kilómetros de la capital de Santa Fe y estudiaba Ciencias Agrarias y Ciencias Veterinarias en la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Además vivía cerca del campus con sus mascotas: tres perros, dos gatos y dos serpientes.
A los 10 años se le detectó diabetes, era insulino dependiente. El 13 de mayo volvió a su hogar luego de entrenar en el gimnasio, se bañó y se sentó cerca de la estufa porque tenía frío. Mientras hablaba con su papá por Whatsapp ella le confesó que tenía mucha tos suponiendo que la transición brusca del frío del ambiente al calor de la estufa le había hecho mal.
Iban pasando los días y la tos no cesaba. Instalada en la casa de su mamá, el dolor seguía y ella aseguraba que se sentía ahogada. La llevaron al Hospital Protomédico Manuel Rodríguez, centro de hisopado que se encuentra en la ciudad de Recreo.
Allí estuvo cuatro horas con asistencia de oxígeno esperando que mejore su saturación. Alejandro, padre de la joven señaló que su hija “tenía Covid. Las placas dieron pulmonía bilateral, en solo dos días fue impresionante cómo avanzó la enfermedad y le tomó ambos pulmones, por eso se ahogaba”.
En tanto, Claudia, su madre, relató que “le dieron un antibiótico vía oral y nos dijeron que no tenían las condiciones para atender a un paciente de alto riesgo como ella”. Los médicos les indicaron regresar a casa, darle una pastilla cada ocho horas durante una semana y continuar con las nebulizaciones. Les recomendaron consultar en el Hospital Iturraspe la disponibilidad de camas en caso de agravarse el cuadro.
En ese mismo Hospital no había camas disponibles. La madre indicó que “tuve que decirle tres veces a la persona de admisión que por favor la haga pasar. Ella estaba muy descompensada, me decía que se desmayaba. Primero me hicieron ver a un enfermero en un pasillo. Él desde ahí deriva a los que necesitan respiración y a quienes van a atenderse a guardia común. Todas las personas que tienen que atenderse por otras cosas sí o sí pasan por donde está la gente con posible Covid. El protocolo no se respeta. En la sala de ingreso solamente hay una cinta de peligro que separa a la gente con posible Covid de los demás”.
Rápidamente una enfermera la atendió pero Lara seguía ahogándose y le costaba respirar. “El piso estaba frío y sucio, pero ella se acostó igual”. Una señora la vio en ese estado, se sacó su campera y la tapó. “Se acercó y me recomendó que no se acostara en el piso porque estaba frío. Pero mi hija quería recostarse. Le pusimos mi campera y el bolso abajo, y ella me dio la suya para taparla. No le importó que mi hija tuviera coronavirus”, expresó la madre.
Sobre la foto difundida, Claudia dijo que “ahí le saqué una foto de la indignación que tenía. Cuando pasó un médico y la vio, yo le dije que ‘acá la gente no se muere por covid, se muere por la ineficiencia de las personas. La señora tuvo más empatía que todos los médicos que estuvieron ahí ese día”.
Finalmente, un médico la hizo pasar a su consultorio. Le recetó un antibiótico suplementario y le sugirió a la madre que le siguiera dando puffs en su casa. Claudia no aceptó la indicación: quería que a su hija la internaran porque temía no poder controlar sus niveles de glucemia. Lara quedó atendida en una saña de consulta y Claudia regresó a la sala de espera.
Alejandro, su padre reveló que “las enfermeras nos decían que nos tranquilicemos, que ella era una chica joven y fuerte. Yo la iba a visitar todos los días, solo quince minutos mediante una ventana, era muy duro verla ahí sola sin poder hacer nada”. Comentó que los del hospital le enviaron un mensaje. “Me pareció raro, olía que algo malo podía estar pasando. Ella me había pedido que le lleve manzana rallada, una musculosa y una toalla, así que preparé un bolsito y me fui para allá. Cuando llegué estaba de costado, muy mal, con una máscara de oxígeno. Me miraba y me hacía señas de que estaba ahogada. Yo me quebré, no podía verla así. Vinieron unos enfermeros y me dijeron que ella me tenía que ver bien”.
Lara fue ingresada a terapia intensiva. El padre consideró que “ahí el mundo se me vino abajo. Nos volvieron a decir que nos quedáramos tranquilos, que era joven, que iba a salir adelante”. Sin embargo, el 21 de mayo le avisaron que su hija falleció luego de sufrir tres paros.
En las redes sociales, Claudia sostuvo que “fue todo muy injusto. Falta de solidaridad, profesionalismo y empatía. Si de entrada hubiese tenido un suero o una cama de terapia, mi hija se hubiese salvado. Más allá de que esté todo el sistema desbordado, faltó en ese momento sentido común”.
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