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SUSCRIBITE Cuando solo éramos hijas, es posible que viéramos la vida de diferente manera y pensáramos que el amor que nos tenía nuestra madre era lo normal porque la vida así lo determina. Pero una cosa es recibir el amor de una madre y otra es tener y sentir el amor de madre, no es lo mismo que nos quieran como hija a querer como madre.
Existen cambios emocionales cuando experimentamos la maravillosa aventura de ser mamá.
1- Tenés un nuevo respeto por tu madre
Ahora sabés qué es pasar por el embarazo, por el parto y querer a un hijo más que a nada en este mundo. Sabes cuál es la sensación que tiene ser madre y cómo serías capaz de hacer cualquier cosa por proteger a tus hijos.
Por esas experiencias, entendés a tu madre y sabés cómo te quiere tu madre. No se puede explicar, pero cambia la forma de ver a tu madre y en cómo te sentís. Limitate a sentir y estar agradecida.
2 Pensás en el futuro
Es un buen estilo de vida no pensar en el futuro y vivir en el presente únicamente cuando no se tiene hijos. Pero al ser madre sabés que vivís el presente para ser feliz, pero que para avanzar como familia también debés pensar en el futuro.
Sabés que por unos cuantos años, la vida de tus hijos depende de vos y por eso debés ahorrar y pensar en vivir de forma saludable. Sos vos quién les mostrará un camino como referente en la vida.
3. - Te sentís más fuerte
Sentís que sos más fuerte en todos los aspectos porque has traído a tus hijos entre el dolor y lágrimas. Cada día te das cuenta de todas las cosas que podés hacer y al mismo tiempo ejercer el rol de madre.
Descubrís que tenés una fuerza que no sabías antes que tenías, da igual lo cansada que estés, si tu hijo te necesita estás a su lado.
4 Tus emociones crecen
Tenés que ser fuerte emocionalmente ¿por qué? Porque tus hijos necesitan tu ejemplo para aprender a controlar sus emociones, necesitan tu serenidad para sentirse protegidos, necesitan tu seriedad para entender las normas, y necesitan todo tu amor para sentirse queridos.
5 Sos más humilde
Con la maternidad has aprendido a ver las cosas con otros ojos, no te vanagloriás de tus buenas cualidades como persona, sino que siempre aceptás los consejos que recibís para mejorar.
La maternidad nos cambia la vida a todas las mujeres y en todos los sentidos. Tal vez los cambios emocionales sean los menos visibles, pero a la larga son los que más necesitamos para ser buenas madres.
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