Oscar Javier Kerman, un oculista reconocido de la provincia de San Juan, recibió denuncias por parte de ocho mujeres por haber abusado de ellas en su consultorio, mientras la atendía. Su caso salió a la luz después de que una mujer vaya a la justicia el 29 de julio.
La primera de las denuncias fue realizada el pasado jueves, y desde ahí, otras siete presuntas víctimas se acercaron a la Justicia a contar lo que padecieron a manos del especialista en salud. Después de la seguidilla de acusaciones, el hombre fue apresado ayer en su casa del country club de Amancay, ubicado en la localidad de Santa Lucía, perteneciente a San Juan. Hoy viernes, un juez deberá resolver si mantiene la prisión preventiva del acusado.
El caso salió a la luz gracias a Úrsula (su verdadero nombre se mantendrá en reserva), una mujer de 48 años que el lunes 26 de julio, cerca de las seis de la tarde, se dirigió hacia la guardia de la clínica Santa Lucía en busca de una receta para sus anteojos. Allí, luego de aguardar unos 20 minutos, le dijeron que el doctor Kerman la atendería. Era la primera vez que la mujer tenía contacto con él y algunos minutos después, iba a convertirse en una de sus víctimas.
De acuerdo a la denuncia que hizo la mujer ante la UFI-CAVIG (unidad fiscal especializada en violencia de género), la consulta no fue normal desde el inicio. Kerman, con un tono provocador, empezó a preguntarle sobre algunos aspectos de su vida personal. Quiso obtener su confianza y se mostró simpático. En principio le consultó por su edad. Luego, si tenía hijos para después hablar acerca de la pareja de la mujer. "No podés tener 48 años", le dijo sorprendido el médico con la intención clara intencionalidad de halagar. En ese momento, la mujer pensó que se trataba de simple amabilidad, pero se equivocó.
El oculista después le pidió que se sentara frente a una pared, y comenzó a mostrarle varias letras, en el marco del típico examen de diagnóstico. El doctor sólo se arrimaba a la mujer para cambiar los cristales de los lentes. Mientras tanto, le saca temas irrelevantes para conversar. Según con la declaración de la mujer, ella casi no estaba atenta a la charla, ya que su intención era dejar el establecimiento lo más rápido posible y volver a casa cuanto antes.
Lo que aconteció después, la dejó shockeada. En un momento, el oculista se acercó más de lo normal a Úrsula pero ella se alejó. “Yo retiré mi cabeza para atrás para esquivarlo y él se alejó. Tomé mi bolso que estaba sobre una camilla porque me quería ir y él me dijo '¿por qué estás tan apurada?'. Me dijo que volviera con más tiempo para hacer el fondo de ojo”, contó la víctima en su declaración ante la fiscalía.
La mujer, confiada, aún no tenía consciencia de lo que estaba viviendo. Se dirigió hasta la puerta del consultorio para salir pero todo se agravó aún más. El oculista la persiguió, la agarró de la cintura, le dio un beso en la mejilla derecho y le proporcionó un comentario que al conocer el contexto, resulta más que desagradable. “Qué lástima esto de los barbijos, que nos pone tanta distancia”, manifestó el oculista a la paciente.
La mujer le devolvió el saludo, ya que consideraba que se trataba de una persona cordial y simpática. El oftalmólogo, siempre de acuerdo a su testimonio, la tomó nuevamente de la cintura, la acercó con fuerza hacia él y luego la manoseó.
La declaración de la víctima sobre el episodio es impactante. “Me pareció amable que me saludara. Lo miré, me hice hacia atrás, me volvió a tomar de la cintura y me llevó hacia su cuerpo. Yo sentí mis pechos apoyados en las partes de su pecho y brazos. Me puse de espalda para abrir la puerta y este señor me tocó la cintura y deslizó una de sus manos llegando hasta los glúteos, diciéndome ‘no te pierdas, volvé así te hago un fondo de ojos’”, declaró. La frase aún retumba en su cabeza. Úrsula salió de allí envuelta en nervios y totalmente conmocionada, sin saber qué hacer.
En ese momento, agarró su bicicleta y cerca de la clínica se reunió con dos de sus amigas. En principio no las reconoció y tras varios llamados a los gritos, Úrsula volvió a tomar conciencia de sí. Se arrimó y les contó lo sucedido. Sus amigas le aconsejaron que haga la denuncia. A pesar de que la mujer se encontraba invadida de miedo y vergüenza, tres días después se animó y concurrió a la sede de la UFI-CAVIG.
Este oculista, además de ser uno de los dueños de la clínica, forma parte de una tradicional familia sanjuanina. Algunos de sus miembros tienen supuestos lazos con el Poder Judicial, según fuentes provinciales. Es por esto que la mujer tenía temor de denunciar lo que le había ocurrido. Sin embargo, lo pudo hacer y estimuló a otras mujeres: su decisión llevó a que otras siete se acercaran a la fiscalía. La investigación quedó en manos de los fiscales Eduardo Martínez Yanzón y Claudia Salica. Esta última es la coordinadora de la UFI donde tramita el expediente. Con la primera denuncia, los funcionarios judiciales le solicitaron al juez de Garantías Andrés Abelín la rápida detención de Kerman. A pesar del pedido, el magistrado determinó que no había riesgo de fuga ni de entorpecimiento de la investigación, por lo que al comienzo no accedió. Pero con el correr de los días la suma de denuncias llevaron a que finalmente el magistrado convalidara el pedido y ordenó la captura del oculista.
La fiscal Salica confirmó en diálogo con los colegas de Infobae que por el momento recibió ocho denuncias. Todas se efectuaron entre el jueves 29 de julio y comienzos de esta semana. Según lo que se pudo constatar en la investigación que recién se inicia, la víctimas van desde los 20 hasta casi los 50 años. Todas fueron pacientes de él y en cada uno de los casos se siguió un mismo mecanismo por parte del oculista: siempre las abordó cuando estaban por abandonar el lugar. Al comienzo se manifestaba como un ser simpático, ganaba la confianza, y después cometía los delitos.
“Las mujeres denuncian actos de abuso sexual simple. Besos en la mejilla, tocamientos, manoseos en los pechos o en la zona genital. Son hechos por separado”, indicó Salica. “Todo se daba en el momento de la despedida. Primero actuaba como un médico normal y profesional en una revisión. En general, mientras gestionaba las recetas, se mostraba simpático con las víctimas. Primero trataba de chequear si la mujer estaba acompañada, en pareja, casada o a qué se dedicaba. En ese momento era cuando él abordaba a las víctimas”, profundizó la funcionaria.
Medios locales de la provincia sanjuanina, fundamentados en otras fuentes judiciales con acceso a la investigación, señalaron que el hecho más antiguo de los que se denunciaron hasta el momento contra el oculista data de principios de 2018. El más reciente fue el de Úrsula, quien después de que el caso se difundió a nivel provincial recibió un sinfín de mensajes en las redes sociales donde muchas mujeres más coincidieron en haber sido presuntamente víctimas de Kerman. Incluso una de ellas aseguró públicamente en Facebook que el oculista abusó de ella en 1997.
En esta línea, Salica resaltó que por el momento son solo casos que están en las redes sociales y hasta que no haya denuncias formales, no puede mover un dedo. Cabe destacar que el Código Penal le impide actuar de oficio por tratarse de delitos en el ámbito privado pero confía en a partir de las ocho víctimas iniciales habrá otras más que sigan su camino.
FUENTE: nota.texto7
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