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17 de octubre de 2022 - 09:20
Opinión.

Las divisiones formativas, cada vez menos formativas

Columna de opinión por el periodista, Claudio Serra.

Claudio Serra
Por  Claudio Serra

Las divisiones menores de los clubes, en el fútbol y en otros deportes también en estos tiempos, parecen una puja por saber quién es el mejor, pero en la tabla general de puntos.

El deporte y llegar a ser un deportista de élite, tiene varias etapas, aunque las divisiones formativas de los clubes, cada día se parecen más a las categorías de mayores.

Es que lo que debe ser un trabajo de aprendizaje técnico (sobre todo), físico, táctico y estratégico, en menor medida, se está transformando con los años (y con conceptos erróneos de algunos entrenadores), en categorías que compiten por llegar a fin de año en lo más alto de la tabla.

El fútbol, como algunos otros deportes, especialmente los más populares, es un reflejo de eso. Encontrar docentes en las divisiones menores no es tan sencillo, aunque los hay y muy buenos. Se entiende por docentes a aquellos entrenadores que priorizan el progreso técnico, es decir la capacidad para desarrollar el manejo del balón, por sobre la táctica.

En esa vorágine diaria, la prioridad parece ser ganar, ganar y ganar. Y para ello recurren a los que consideran los mejores en cada puesto, olvidándose que hasta los 16 años, en la opinión de quien suscribe, todos deben tener su chance de jugar, manteniéndole la motivación por sobre la desilusión de saberse inferior a su ocasional competidor.

Es que con este concepto de utilizar a todos, se ganan dos cosas: la primera y fundamental es no “expulsar” al chico del sistema, un espacio que además de generarle la práctica de una disciplina, lo aleja de otros vicios tan comunes en estos tiempos. El segundo punto a subrayar es que nunca se sabe quién puede llegar a ser profesional, ya que hay más de un ejemplo que el “mejor” no pudo llegar, y el “menos talentoso” sí.

Es cierto que algunos dirán que ese escollo puede motivar a algunos a mejorar y superarse, pero la experiencia indica que el efecto es el contrario: ante las pocas oportunidades, la desilusión los lleva a alejarse del campo deportivo. Y si el 99% de los niños y niñas que hacen algún deporte no llegarán a ser de primera o a vivir de su pasión, la prioridad debe ser tenerlos en el club, asociación o escuelita deportiva.

Si perdemos de vista cuál es el objetivo más importante, que es evitar que un deportista abandone, y priorizamos el ganar, la principal función social que tiene el deporte de la que tanto nos llenamos la boca todos, estamos fallando. Y en estos tiempos de tantas distracciones para los adolescentes, es cuanto menos muy peligroso para tener una sociedad sana.

Después se puede debatir si la edad para la desilusión (etapa que inevitablemente llegará) de un o una joven con aspiraciones a ser profesional, debe ser a los 16, 17 o 18 años, pero lo que es seguro es que no debe ser nunca antes, no solo porque se corre el riesgo de perderlo en el deporte, sino porque no está preparado ni maduro para soportar un rechazo de tal magnitud.

Los principales custodios de ese concepto, el de hacer de las divisiones formativas (en lo deportivo y en otros aspectos de la vida), realmente formativas, deben ser los dirigentes, que lejos de exigir resultados numéricos, deben pedir buena conducta dentro y fuera de la cancha, compañerismo y disciplina.

Pablo Aimar, uno de los más atrevidos jugadores de los últimos tiempos, dijo hace poco que es inapropiado sumarle a un niño demasiados conceptos tácticos, y que dejarlos jugar, disfrutar y divertirse, debe ser la prioridad. Hasta el propio Carlos Bilardo, máximo exponente del resultadismo, pidió erradicar la exigencia de los resultados en las divisiones menores. Y como ellos, decenas de los mejores formadores de Jujuy y el resto del país opinan igual.

Entre todos, periodistas, padres (que no deben pedir resultados y menos presionar a sus hijos), dirigentes y entrenadores, debemos recuperar la génesis de las divisiones formativas: hacer de los pequeños un futuro adulto que valore la actividad física, el trabajo en equipo, la disciplina y el esfuerzo.

Que para sufrir por un resultado, tendrán tiempo aquellos afortunados que lleguen a la cima de su deporte favorito. Y que todos, sin excepción, talentosos o no, deben sentirse parte de un equipo, porque después de todo, para eso sirve el deporte.

Claudio Serra
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