Un prestigioso músico de Jujuy de fama internacional le dijo adiós a los escenarios con un espectáculo que lo catapultó a la fama mundial y lo convirtió en leyenda. El show fue en Buenos Aires con músicos invitados.
Se trata de Zamba Quipildor, quien a los 82 años dejó la actividad con un concierto gratuito en la Explanada del Palacio Libertad en Capital Federal, e interpretó la Misa Criolla acompañado por figuras destacadas de la música popular argentina.
Con él estuvieron el Chaqueño Palavecino, Jairo, Sandra Mihanovich, Carlos Di Fulvio, Tomás Lipán, las Hermanas Vera, Adelina Villanueva y el Coro Nacional de Música Argentina (CONAMA). “Uno está culminando 60 años de trayectoria”, dijo.
Zamba Quipildor, a los 82 años, dejó la actividad con un concierto gratuito en Capital Federal
Zamba Quipildor, a los 82 años, dejó la actividad con un concierto gratuito en Capital Federal
Un músico de trayectoria
Gregorio Nacianceno Quipildor es su nombre completo, y tras seis décadas con la música, aclaró que “En Buenos Aires son 55 años, pero, como empecé cantando en Jujuy, Salta y Tucumán, completo 60 años”, subrayó en Infobae.
“Siempre lo hice con mucho gusto: ha sido un placer tomar este camino de la cultura, la música, los paisajes. Esto es un abrazo cultural”, expresó quien llevó la Misa Criolla por el mundo desde que Ariel Ramírez lo convocó en 1974.
Aclaró que deja la música por motivos familiares, ya que desea pasar más tiempo con sus ocho hijos, treinta y cuatro nietos y catorce bisnietos. “Cuando termine, voy a tratar de reunir a toda mi familia, algo que ahora es imposible”.
Zamba Quipildor, a los 82 años, dejó la actividad con un concierto gratuito en Capital Federal
Zamba Quipildor, a los 82 años, dejó la actividad con un concierto gratuito en Capital Federal
“Algunos viven en Río Gallegos y otros en Tartagal, están desparramados por todas partes del país. Cuando termine mi carrera, iré a visitarlos a todos para darles un abrazo. Ellos también están deseosos de verme”, argumentó.
Qué dijo tras el concierto
“Estoy contento y triste a la vez. Contento por compartir con estos amigos y con el público, y triste porque es una despedida”, expresó Quipildor en diálogo con Cadena 3. “Son 60 años cantando y la garganta tiene un límite. Quiero despedirme con la voz impecable, que la gente se lleve una buena imagen”, explicó.
“Voy a seguir cantando con amigos, en peñas, sin giras interminables”, y cerró con palabras para su público: "Ellos son parte de esto, mi agradecimiento es total al pueblo argentino", marcó el jujeño tras el show del fin de semana.
Zamba Quipildor, a los 82 años, dejó la actividad con un concierto gratuito en Capital Federal
Zamba Quipildor, a los 82 años, dejó la actividad con un concierto gratuito en Capital Federal
Zamba Quipildor y la Misa Criolla
“Me emociona mucho cantarla, porque siento que el mundo necesita realmente un encuentro humanístico, más allá de las diferencias políticas y religiosas. La Misa Criolla convoca a distintas clases sociales, políticas y religiosas”, afirmó.
“Canté la obra en noventa países y en teatros líricos de todo el mundo con mucho éxito, porque se la considera una obra clásica, por el desarrollo que tiene el coro, el piano, la percusión y los instrumentos regionales, como el charango, el siku y la quena”.
Recordó que siempre fue un gran éxito porque “en la época en que viajaba con Ariel Ramírez, las entradas se agotaban rápidamente. Y es muy emocionante, porque uno lleva en sus espaldas al pueblo argentino, el paisaje, las costumbres”, recordó.
El vínculo con la Misa Criolla surgió de manera inesperada tras una gira por Europa. “Cuando me preparo para cantar en el Festival de Cosquín, aparece un hombre corpulento, que resultó ser Ariel Ramírez, que me dice que se va a quedar para escuchar mi actuación, y así lo hizo: estuvo dos horas escuchándome”.
Zamba Quipildor, a los 82 años, dejó la actividad con un concierto gratuito en la Explanada del Palacio Libertad en Capital Federal
Zamba Quipildor, a los 82 años, dejó la actividad con un concierto gratuito en Capital Federal
“Al final me dijo: ‘¿Usted conoce la Misa Criolla?’ Le digo, sí, por supuesto, maestro. Entonces me citó para ir a su casa-estudio en el barrio de Belgrano. Me pasó todas las notas en el piano, porque la Misa es para dos voces, y yo solito le di vida. El primer concierto que dimos fue en Sorrento, Italia. Y a partir de ahí no paramos: viajé 29 años con Ariel", rememoró.
Su vida en Jujuy
Gregorio nació en La Esperanza el 10 de junio de 1943, al poco tiempo de que sus padres llegaran de Catamarca. “ Yo un día le pregunté a mi viejita y me dijo que ellos fueron de Catamarca a Jujuy cuando ella tenía siete meses. De muy niño me decían Gregorio, pero cuando ya vivía en Buenos Aires e iba a visitarlos, también me decían Zamba”.
Es el mayor de 11 hermanos y comenzó a trabajar desde chico, al lado de sus padres que se dedicaban al trabajo golondrina de la cosecha. “La mayor parte de los que habían llegado a Jujuy eran de Santa María o de Belén de Catamarca. Llegaron en cuatro o cinco camiones y se instalaron para trabajar para el ingenio para pelar caña”, recordó.
Señaló que terminada la zafra dejaron Jujuy rumbo a Coronel Moldes. A los 7 tenía sueños de cantar y lo hacía en las escuelas de Coronel Moldes. “Ahí se va perfilando lo que uno quiere y fue mi viejo el que captó eso. Él era un gran cantor de bagualas. Me compró una guitarra a los 9”.
El día que Jujuy copó la apertura de un Mundial con Zamba Quipildor.jpg
El día que Jujuy copó la apertura de un Mundial con Zamba Quipildor
Luego de adolescente creó su primer grupo, Los Viñateros, un clásico conjunto de guitarras y bombos, pero su talento lo hizo llegar a ser solista. Ya veinteañero, sus actuaciones en los festivales de Monteros y de Cosquín expandieron su carrera.
"Julio Márbiz decía de mí: ‘Nacido en Jujuy, malcriado en Salta y haciendo daño en Buenos Aires”, recuerda el popular artista. “En los setenta fui por primera vez a cantar a la Unión Soviética y regresé con un contrato para el año siguiente”.
“Yo me hice en las peñas y en los festivales del noroeste argentino. Luego tomé la decisión de venir a Buenos Aires a enfrentar al monstruo. En ese momento yo tenía una carnicería. Junté dinero durante un año y el 16 de junio de 1969 me vine”, recordó.