En un escenario económico distinto al de años anteriores, los créditos hipotecarios UVA vuelven a posicionarse como una alternativa viable para quienes buscan acceder a la casa propia, a un bien o simplemente para ahorrar. La estabilidad inflacionaria y la recuperación salarial modificaron un contexto que hasta hace poco hacía prácticamente imposible pensar en financiamiento a largo plazo.
Durante los años de inflación elevada, muchos tenedores de créditos UVA enfrentaron dificultades porque la actualización del capital y los intereses superaba el ritmo de sus ingresos. Hoy la situación cambió: los salarios están creciendo por encima de la inflación, lo que permite que los tomadores puedan recurrir con mayor tranquilidad a este instrumento.
Créditos hipotecarios UVA (Foto ilustrativa)
Créditos hipotecarios UVA (Foto ilustrativa)
Un modelo que busca replicar un éxito internacional
El esquema UVA argentino se inspira en un modelo ampliamente probado en Chile, país que logró convertirse en uno de los de menor déficit habitacional de Latinoamérica. En contraste, Argentina todavía arrastra uno de los déficits más altos, tanto en términos cuantitativos como cualitativos.
La clave del sistema radica en desvincular la tasa de interés del componente inflacionario. De este modo, quienes buscan proteger sus ahorros o tomar un préstamo pueden planificar a largo plazo con una lógica financiera más previsible. Al eliminar el peso de la inflación en la actualización, más personas quedan en condiciones de acceder a un crédito hipotecario.
Por qué el contexto favorece a los UVA
En la mayoría de los países, la vivienda se paga mediante hipotecas. Sin embargo, en Argentina la inflación crónica volvió históricamente muy riesgoso este tipo de préstamos, lo que redujo su oferta en el sistema bancario. Con tasas más estables y salarios en recuperación, el panorama empieza a cambiar.
BNA proyecta entregar 40.000 créditos UVA en los próximos tres años.
Aunque algunos bancos todavía priorizan los créditos de consumo, el nuevo contexto macroeconómico impulsa al sector financiero a volver a pensar en el largo plazo. Para quienes analizan tomar un préstamo hipotecario, la variable decisiva vuelve a ser la cuota: su evolución, su relación con los ingresos y el valor del bien. Hoy, con ingresos que acompañan el ajuste del UVA, la cuota deja de ser un problema y se equipara a los valores de un alquiler, con la diferencia de que se está financiando un activo que también sube de valor.
Qué pasó con los problemas del pasado
La mayoría de los conflictos asociados a los créditos UVA no surgieron en el segmento hipotecario, sino en el otorgamiento de préstamos para bienes que no acompañaban la inflación, como los créditos UVA para vehículos. En esos casos sí aumentó la mora.
En cambio, los créditos hipotecarios UVA registraron la mora más baja entre todos los préstamos de vivienda del país, reflejando que la mayoría de los usuarios pudo sostener sus pagos y cumplir con las obligaciones pautadas.
Un momento propicio para pensar en el largo plazo
Con salarios en alza y una inflación en descenso, especialistas coinciden en que hoy es un momento favorable para considerar los créditos UVA o el ahorro en UVA. El mecanismo permite capitalizarse, protegerse frente a la inflación y planificar la compra de una vivienda con previsibilidad.
El déficit habitacional en Argentina continúa siendo un problema estructural, pero los sistemas que desindexan los intereses del componente inflacionario pueden aportar sustentabilidad a largo plazo. En este contexto, el UVA vuelve a asomarse como una herramienta que con mayor oferta y acompañamiento del mercado, podría acercar a más familias al objetivo histórico de acceder, entre otras cosas, a la casa propia.