Entre otros puntos, se habla de una disminución de aranceles y de la eliminación de barreras no arancelarias
Por supuesto que, como en todas las cosas, hay que esperar la letra chica del acuerdo, la cual seguramente será muy frondosa por las múltiples actividades que abarca. Y, cuando se analice esto, seguramente se hablará de vencedores y vencidos, y de sectores más favorecidos y sectores más afectados que deberán, evidentemente, ajustarse a esta nueva realidad.
Primariamente, podemos decir que para Argentina se abre un mercado de 341 millones de habitantes, lo cual representa toda una posibilidad de crecimiento económico, mientras que Estados Unidos accederá a 44 millones de habitantes, correspondientes al mercado argentino. En términos comparativos, están muy lejos uno del otro.
No obstante, seguramente muchos comenzarán a decir que es un acuerdo riesgoso y malo para la Argentina, porque Estados Unidos es un mercado tremendamente grande y globalmente mucho más abarcativo que el argentino; por lo cual prevalecerá sobre la economía argentina y le hará mucho daño. Ante esto, hay que decir que la realidad que viven nuestros vecinos de Chile no avalaría dicha situación.
Chile, que tiene una economía infinitamente inferior a la argentina, no se vio afectada como muchos pensarían. Es más, en los últimos años logró duplicarnos en exportaciones producto del efecto positivo del acuerdo de libre comercio que mantiene con los Estados Unidos.
En este tipo de situaciones, por lo general, suele suceder que se iguala hacia arriba y no hacia abajo.
Volviendo al tema del acuerdo con Argentina, varios creen ver en esto una nueva perspectiva que se abre para el país y que podría habilitar el flujo de inversiones necesario para el despegue.
Por supuesto que este acuerdo, más allá del análisis que seguramente ya se realiza en distintos sectores, todavía debe pasar por el tamiz de los Congresos, tanto de Estados Unidos como de Argentina, para que pueda ser oficializado y tenga la validez necesaria.
Reforma impositiva
Ahora, esta acción que se suma al apoyo financiero irrestricto de Estados Unidos -y que termina dándole a la República Argentina un respaldo muy grande para encarar los meses que se vienen- termina siendo empañada, al finalizar la semana, por las declaraciones realizadas por el ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo, quien, ante empresarios, reconoció que se estaba gestando una modificación impositiva, dando algunos puntos que generaron una discordia muy grande, como la eliminación del monotributo, la modificación del impuesto a las ganancias y una reducción de aportes patronales.
Cuando esto comenzó a desmenuzarse, evidentemente generó reacciones negativas, porque se venía hablando de una reforma impositiva que significaría una disminución de impuestos y no lo contrario.
Con los anuncios realizados por el ministro Caputo, hay un castigo tremendamente fuerte a la clase media, que también va a afectar al consumo, ya que se le quitará poder adquisitivo a un sector amplio de la clase media argentina.
De hecho, bajar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias - de los actuales $2.843.000 de salario bruto para un empleado soltero, a partir del cual comienza a tributar - a $1.700.000, significa que más de 2.000.000 de personas pasarán a estar gravadas con el impuesto a las ganancias y verán una disminución de sus ingresos, lo cual, evidentemente, impactará en el consumo.
Pero, a su vez, transformar a los monotributistas en responsables inscriptos en IVA es, lisa y llanamente, una locura. Es más que seguro que los 3.000.000 de inscriptos - a quienes el Estado ya tiene dificultades para controlar- pasen directamente a la informalidad, porque no podrán afrontar los nuevos conceptos.
Además, en el caso de aquellos que le facturan al Estado, se producirá un recargo para este último, por lo que seguramente podrán verse afectados sectores como el de la salud.
Dentro de este marco, también quedarían envueltos en una encrucijada los contratos de locación de servicios que se celebran a través del Estado y de los municipios, donde - si bien son verdaderas contrataciones encubiertas de personal- los prestatarios son contribuyentes que facturan como monotributistas.
Ante este panorama, y de concretarse el pase de monotributistas a responsables inscriptos en IVA, seguramente se producirá un incremento en el costo de contratación de los servicios. Por lo tanto, en el caso del Estado, una opción sería blanquear la situación real y convertirlos en empleados estatales, lo cual resulta sumamente irrisorio que pueda llegar a concretarse.
Otro punto que se menciona como posible dentro de la reforma tributaria es un baja del 8% en los aportes patronales.
Los “kelpers” de la Argentina
Más allá de lo que se dice y se sabe sobre la reforma tributaria, lo cierto es que el sector más castigado en el país vuelve a ser el de los autónomos, un autónomo que en la Argentina parece ser un verdadero kelper.
Esta gente, que podría pasar a ser responsable inscripta, va a tener que pagar el 21% de IVA, va a tener que pagar el impuesto a las ganancias, va a tener que buscarse una obra social o una prepaga para poder hacer sus aportes y va a tener que pagar autónomos para tener jubilación. La verdad, un verdadero castigo para la clase media que parece imposible de instrumentar.
Desmentida oficial
La instalación, con fuerza, sobre todo en redes sociales, de la eliminación del monotributo en el marco de la reforma tributaria llevó a que desde el Ejecutivo nacional se tuviera que salir a aclarar los dichos del ministro Luis Caputo.
Y el encargado principal de salir a desmentir fue nada más ni nada menos que el presidente Javier Milei, a quien se lo volvió a ver molesto y agresivo, señalando que todo lo que se dice es una opereta de ciertos sectores del periodismo para confundir y generar caos.
Lo cierto es que, más allá de este señalamiento del Presidente, las declaraciones de Luis Caputo existieron.
A partir de ahora, si bien Milei dijo en las últimas horas, durante un streaming, que todavía nada está definido y que el monotributo no se toca, la situación puede interpretarse como un nuevo tiro en el pie, sin ningún tipo de sentido, que empañó la valoración positiva del acuerdo comercial con los Estados Unidos
La última bala
Para culminar con este análisis, quiero señalar una situación que podría darse el jueves de la semana que se inicia, cuando el bloque de Unión por la Patria intente liderar una nueva emboscada al Gobierno nacional desde el Senado, a partir de la sanción de la ley que restringe el uso de los DNU.
Esta normativa, que viene modificada desde Diputados, podría ocasionarle más que un dolor de cabeza al presidente Milei, puesto que la modificación llevaría a que los DNU sean más susceptibles de ser volteados en el Congreso.
Lo cierto es que, al cierre de esta columna, no se avizora que el kirchnerismo vaya a lograr su cometido. Y, si lo logra, a lo sumo llevaría a que Javier Milei vete la normativa, con la nueva composición de las cámaras mucho más amigable para el Gobierno nacional.
Aun así, vuelve a quedar demostrado que la política lo único que hace es mirarse el ombligo y buscar cuestiones que puedan generar algún costo político al adversario de turno, sin importarle en absoluto lo que reclama la gente
Hasta aquí un breve análisis político de la semana que pasó.
¡Feliz lunes para todos!
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