Un informe elaborado por la Dirección Regional Noroeste de Parques Nacionales, el Instituto de Ecoregiones Andinas (INECOA) y la Fundación de Conservación y Estudio de la Biodiversidad (CEBio), destaca que en la última década, el bosque pedemontano del norte argentino perdió medio millón de hectáreas de su superficie vegetal por los incendios forestales.
Incendios forestales: en 10 años, 90 mil hectáreas quemadas
El informe nacional indica que el bosque pedemontano del norte argentino perdió miles de hectáreas por los incendios forestales en Jujuy y Salta.
El estudio evaluó los incendios en la región fitogeográfica con mayor biodiversidad del país que comparte nuestra provincia con Salta, y que ocurrieron entre 2012 y 2022. El trabajo subraya que se quemó el 3% del bosque pedemontano de manera sostenida.
El trabajo analítico elaborado por Leónidas Lizárraga, Luis Rivera, Paula Názaro y Natalia Politi llamado “El Bosque Pedemontano en llamas: situación de incendios forestales en las provincias de Salta y Jujuy entre 2012 y 2022”, indica que en el 2022 se quemaron 215.831 hectáreas entre Jujuy y Salta, convirtiéndose en el peor año.
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Los investigadores que son ingenieros en recursos naturales y biólogos, analizaron los incendios en relación al ordenamiento de bosques nativos, el cambio climático y el accionar humano, y las conclusiones pueden catalogarse como “devastadoras”
Calculan que en la década se quemaron 514.171 hectáreas del Bosque Pedemontano norteño, lo que representa el 25 % de la superficie total, y que en el mismo lapso en Jujuy se quemaron 94.420 hectáreas, el 1,7 por ciento de su extensión total, y en Salta otras 419.751, lo que representa el 2,7 por ciento de su superficie.
En el norte argentino buena parte de la región fitogeográfica es un área protegida por la UNESCO, como los espacios de conservación dentro de la Reserva de Biósfera, como los conocidos El Pantanoso y el Parque Nacional Calilegua.
La tasa de bosques incendiados en la década 2012/2022 en Jujuy fue calculada por los investigadores en 10.913 hectáreas/año. El peor período de 12 meses para el bosque pedemontano jujeño fue registrado en 2013, cuando se quemaron 31.451 hectáreas. Le siguieron el año 2020, con 23.197, y el 2022, con 20.118 hectáreas consumidas por las llamas, entre ellas, las de Parque Nacional Calilegua y El Pantanoso.
En Jujuy el 43% de los incendios registrados en el mismo bosque se localizó en sectores desmontados con 40.852 hectáreas, otro tanto degradó formaciones caducifolias con 44.796 hectáreas, es decir árboles, arbustos y herbáceas perennes que pierden todas sus hojas durante una parte del año.
Siguieron las galerías de bosques próximas a las riberas de los ríos, eso significa que son ambientes riparios, de los cuales se quemaron 6.068 hectáreas, lo que representaron el 5% del total de ese ambiente en todo el territorio de Jujuy.
El estudio explica con precisión que el bosque pedemontano en Salta se pierde con más rapidez que en Jujuy, y describe al bioma como un espacio natural que “comprende selvas con árboles altos y un dosel cerrado”, es decir, copas de árboles que parecen formar un techo en lo alto.
¿Qué es el bosque pedemontado?
Estuvo históricamente compuesto por la selva de palo blanco y palo amarillo hacia el norte de las provincias de Salta y Jujuy, y la selva de tipa y pacará hacia el sur en la provincia de Tucumán. Alberga 300 especies de plantas leñosas, de las cuales 113 son árboles, 39 especies de anfibios, 137 especies de aves y 106 de mamíferos, aclara el informe.
En ese espacio hay varias especies de la fauna amenazadas a nivel global y nacional como el Guacamayo verde, el Loro pinero, el Tapir, el Pecarí labiado, el Jaguar y el Roble criollo, pero también especies de árboles de alto valor como el cedro, el roble, el cebil, el urundel, el lapacho, la quina colorada, la afata, la tipa colorada y la mora amarilla.
El informe avanza sobre aspectos fundamentales en la sustentabilidad y la conservación del territorio. El primero fue la relación de los incendios con el ordenamiento territorial de bosque nativo (OTBN) tanto en Salta como en Jujuy. Los OTBN discriminaron áreas del bosque pedemontano por categorías: el 20% fue marcado como de alto valor de conservación (rojo o categoría 1); el 47%, como de mediano valor de conservación (amarillo o de categoría 2), y el 7%, como con potencial uso agrícola (verde o categoría 3). “Considerando las áreas que fueron afectadas por incendios entre 2012 y 2022”, menciona el estudio, “se quemó el 16 % del Bosque Pedemontano en Categoría 1, el 34 % en la Categoría 2 y el 18 % en la Categoría 3”.
La mano del hombre y la influencia climática
Otro aspecto relevante del informe es la actividad antrópica o humana en el bosque pedemontano, que marca que en Jujuy las áreas quemadas estuvieron localizadas en zonas de alta (53 %) y media (43 %) influencia humana, y sólo el 4% de las áreas quemadas comprendió lugares de baja influencia humana.
El informe también puntualiza que entre 1981 y 2019 en tres puntos del Bosque Pedemontano la temperatura media por década se incrementó más de un grado Celsius, mientras que las precipitaciones anuales disminuyeron un 28%.
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