Argentina recuerda que hace 42 años, un 24 de marzo de 1976, un golpe de Estado llevado a cabo por las Fuerzas Armadas del país instauró una dictadura cívico-militar que gobernaría el país hasta diciembre de 1983.
El golpe del 24 de marzo no alcanzó por sorpresa a muchos argentinos. En aquel momento el país vivía un momento de gran crispación y era el único de sus vecinos del cono sur que todavía no sufría una de las dictaduras militares que eran respaldadas en los 70 por Estados Unidos en el marco de la doctrina de la Guerra Fría.
El 24 de marzo de 1976 la entonces presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón fue detenida y trasladada a Neuquén. Posteriormente, los militares ocuparon todas las estaciones de televisión y radio, cortaron la comunicación y emitieron su primer comunicado, que informaba de que el país pasaba a encontrarse "bajo el control operacional del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas" y recomendaba a todos los ciudadanos acatar las órdenes militares y policiales.
La junta militar, liderada por el teniente general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Eduardo Massera y el brigadier general Orlando Ramón Agosti, asumió el poder y bautizó al régimen como Proceso de Reorganización Nacional.
Tras el golpe, se implementaron el estado de sitio y la ley marcial, y se estableció el patrullaje militar en todas las grandes ciudades. Durante ese primer día, cientos de trabajadores, sindicalistas, estudiantes y militantes políticos fueron secuestrados de sus hogares, lugares de trabajo o en la calle. Muchos se encuentran desaparecidos desde entonces.
La jornada fue el primer día de una dictadura que, en palabras del periodista y escritor Rodolfo Walsh, implantó "el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina" y que posibilitó la imposición de un modelo de país autoritario, económicamente regresivo y socialmente injusto requerido por los centros de poder internacional y los grupos económicos concentrados.
Las Fuerzas Armadas llevaron a cabo operativos ilegales con la ayuda de la Triple A y otras bandas de derecha -organizadas, armadas y financiadas desde el Gobierno-. Tras el golpe, la dictadura potenció un modo represivo previamente ensayado: la metodología de secuestro-tortura-desaparición y la instauración de más de 500 centros clandestinos de detención como dispositivos de exterminio de los prisioneros y de diseminación del miedo hacia la sociedad.
FUENTE: nota.texto7
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