La siesta, para muchos, se ha vuelto indispensable para sobrellevar el día a día o como un placer para disfrutar en los fines de semana. Sin embargo, hay opiniones encontradas sobre su utilidad, considerándola una pérdida de tiempo. Además, existen dudas sobre su duración, efectividad y cuál es el momento ideal para tomarla. A pesar de esto, la ciencia y la medicina han demostrado que la siesta tiene múltiples beneficios para la salud.
Varios estudios científicos respaldan los beneficios de la siesta. Durante la siesta, el cuerpo experimenta una recuperación física y mental, lo que ayuda a mejorar el rendimiento cognitivo, la memoria, la creatividad y la concentración.
Un ejemplo relevante es el hallazgo de científicos suizos que, en un estudio publicado en la prestigiosa revista médica British Heart Journal, evidenciaron que descansar mediante una siesta una o dos veces por semana puede disminuir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco. Además, los investigadores concluyeron que este tipo de reposo contribuye al fortalecimiento del sistema inmunológico y cardiovascular.
Siesta: la aliada del bienestar cognitivo
Quien haya pasado por la etapa académica seguramente haya pronunciado o escuchado la frase: "Me voy a echar una siesta para ver si los conceptos se consolidan para el examen de mañana". Existe un "mito popular" que sugiere que cuando estamos cansados o tensos debido al estudio intenso y los conceptos no se quedan en la mente, una siesta puede ayudar a fijarlos en el cerebro, como si tuviera un poder especial para mejorar el proceso de aprendizaje.
Se ha respaldado esta creencia popular con un estudio publicado en el British Medical Journal, que sugiere que incluso una siesta corta de tan solo cinco minutos en la tarde puede mejorar la memoria y mantener el cerebro más activo. Los investigadores observaron a los participantes del estudio y encontraron que después de descansar durante el día, las personas mostraron una mejor función cognitiva, orientación y lenguaje, además de poder retener una mayor cantidad de datos en su memoria.
En cuanto a su capacidad reparadora, los investigadores de la NASA han afirmado que tomar siestas de 30 minutos en el espacio tiene un efecto restaurador en los astronautas, ya que en el espacio exterior es casi imposible lograr un sueño profundo de ocho horas.
Esto se debe a las alteraciones endógenas y ambientales del sueño en el espacio, así como a las demandas del trabajo y la falta de una distinción clara entre el día y la noche. La oscuridad constante hace que sea inviable dormir durante varias horas seguidas, lo que dificulta el descanso adecuado. Sin embargo, las siestas cortas han demostrado ser una estrategia efectiva para ayudar a mitigar estos desafíos y mejorar el descanso de los astronautas.
¿Es bueno dormir siesta?
Es correcto afirmar que la siesta hace bien, y prueba de esto son los ya mencionados artículos científicos que evidencian sus varios beneficios. “Es cierto que para un estudiante dormir la siesta probablemente lo ayude a estar en alerta y asentar los nuevos conocimientos”, señala Daniel Pérez Chada (M.N. 47085), director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral (HUA) y profesor adjunto de Medicina de la misma institución.
A su vez, argumenta que “todo momento de descanso es beneficioso para la salud” ya que mientras uno duerme baja la presión arterial y disminuye el ritmo cardiaco. “Está más que comprobado que las siestas cortas son beneficiosas para la salud en general”, marca el Dr. Pérez Chada.
¿Cuánto tiempo hay que dormir de siesta?
En base a lo detallado por Pérez Chada, las siestas cuentan con su lado positivo y su lado negativo. El primero se vincula a no dormir más de 20-40 minutos de siesta. Con este período de descanso, la persona puede alcanzar todos los beneficios indicados previamente. No obstante, la parte negativa es que si se duerme más de ese intervalo de tiempo se comienza a consolidar el sueño y por ende, cuando uno se levanta en las etapas de ensoñación avanzada, se altera la arquitectura del mismo.
“A esto último lo llamamos inercia del sueño y se produce cuando la persona se levanta de golpe y tarda mucho tiempo hasta llegar al estado de alerta. Por eso, se sienten más agotados de lo que estaban antes de acostarse”, informa el doctor.
“Definitivamente debe ser en las primeras horas de la tarde, porque si se duerme cerca del horario nocturno se interfiere con la conciliación del sueño en la noche”, resalta el profesional. En ese sentido, indica que hay una excepción a esta regla en los casos de personas que trabajan en horario nocturno; a estos se les aconseja tomar una siesta unas horas antes de comenzar su trabajo para poder tener más energía.
Para algunas personas, es un hábito común intentar tomar una siesta, configurar la alarma, acostarse y luego tener dificultades para conciliar el sueño. Minutos más tarde, el reloj suena de nuevo y la persona se pregunta por qué no pudo descansar y, peor aún, por qué perdió tiempo intentándolo. “Esto tiene que ver con que la persona acumula tensión y estrés entonces le cuesta más dormir. No puede dejar de pensar en los problemas de su vida y eso provoca que no pueda detener la rumia mental”, argumenta el Dr. Pérez Chada.
Para combatir esto, recomienda practicar técnicas de relajación para inducir al sueño o realizar un tratamiento con enfoque en lo cognitivo conductual para resolver el problema de fondo.
Finalmente, la experta profundiza en el hecho de que las personas que cuentan con hábitos de sueño saludables se acuestan y levantan casi siempre a la misma hora -tanto en el momento de la siesta como en el de sueño nocturno- y evitan consumir bebidas con cafeína o alcohol en las horas previas al momento de descanso.
Los 10 mandamientos de la higiene del sueño para adultos
Consisten en un conjunto de pautas diseñadas por los expertos que conforman la World Sleep Society que tras años de investigación y observación de pacientes sintetizaron las reglas fundamentales para alcanzar un descanso óptimo, tanto durante el día como de noche.
- Determinar un horario regular para irse a dormir y despertarse
- Si se tiene la costumbre de tomar siestas, que no excedan los 40 minutos de sueño diurno
- Evitar la ingestión excesiva de alcohol 4 horas antes de acostarse y no fumar
- Evitar la cafeína 6 horas antes de acostarse
- Evitar consumir alimentos pesados, picantes o azucarados 4 horas antes de dormir
- Hacer ejercicio regularmente, pero no un rato antes de acostarse
- Utilizar ropa de cama cómoda y acogedora
- Hallar una configuración de temperatura de sueño cómoda y mantener la habitación bien ventilada
- Bloquear todo el ruido que distrae y quitar la mayor cantidad de luz posible
- Reservar la cama para dormir y el sexo, evitando su utilización para el trabajo, las comidas o la recreación en general.
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