La Policía Civil de Río de Janeiro informó que entre las armas secuestradas al Comando Vermelho apareció un fusil FAL perteneciente a las Fuerzas Armadas argentinas. Según el jefe de la unidad de control de armas (CFAE), Vinicius Domingos, el arma habría ingresado por la Triple Frontera.
Domingos detalló que en el operativo también confiscaron fusiles de origen brasileño, venezolano y peruano, además de G3, AK y AR (algunos, copias). El hallazgo refuerza la hipótesis de un flujo transnacional de armamento hacia facciones criminales de Río.
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El FAL argentino y la pista del Batallón 603
Fuentes judiciales no descartan que el FAL corresponda al lote robado del Batallón de Arsenales 603 (Fray Luis Beltrán), una causa reactivada en 2025, cuando se procesó a siete militares por el robo de 43 fusiles y 2500 piezas susceptibles de armar cientos de armas.
Aquella investigación se disparó en 2011, cuando en San Pablo se incautó un FAL con marcas argentinas y números dispares; días después se produjo el suicidio del entonces jefe de Armamento del 603. La cronología mostró cómo armas con sello argentino empezaron a aparecer en Brasil y Paraguay. En paralelo, las autoridades brasileñas y paraguayas documentaron una ruta de abastecimiento a gran escala. La Operación Dakovo expuso a la firma International Auto Supply (Asunción), del argentino Diego Dirisio, que habría importado más de 43.000 armas desde Europa del Este y Turquía para “blanquearlas” en Ciudad del Este y derivarlas a bandas como CV y PCC.
El hallazgo del FAL se dio tras el megaoperativo de esta semana en los complejos de Alemão y Penha, uno de los más letales en la historia de Río, con decenas de muertos y más de 80–110 detenidos, según los recuentos de prensa y autoridades.
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Para Brasil, el caso exhibe la capacidad de fuego del Comando Vermelho y el rol de fronteras porosas. Para la Argentina, vuelve a poner bajo la lupa el control de arsenales y la trazabilidad del material militar sustraído en años previos.
Fuentes judiciales y de seguridad plantean que la cooperación binacional y regional —con trazado de series, peritajes balísticos y cruce de bases— será clave para identificar el origen de cada arma y desarticular las rutas que alimentan a las facciones criminales.